La droga fue hallada en el interior de unas cajas de cartón. Estaba empaquetada y numerada porque el plan original era entregarla cerca de un shopping de San Justo, en el partido de La Matanza. ¿Qué podía salir mal si los 129 panes de marihuana iban a ser trasladados en un móvil policial no identificable?
Sin embargo, una denuncia anónima derribó el programa de un narcopolicía de la Bonaerense. El dato no era preciso pero advertía sobre dos posibles puntos de encuentro (el Catán Shopping o el lavadero cercano al Shopping San Justo) y la intervención de un oficial que prestaba servicio en la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de La Plata.
Con esa información, el juez federal de Morón, Néstor Barral, le pidió a la División de Drogas Ilícitas de San Martín que montara un operativo encubierto en las inmediaciones de los dos centros comerciales.
Por lo general, esta clase de operativos termina en la nada pero esta fue la excepción. A los policías les llamó la atención cuando dos personas bajaron de un Renault Sandero, que estaba estacionado en inmediaciones al shopping San Justo, y se acercaron a una camioneta Toyota color blanca, doble cabina y sin patente colocada.
Como sabían que podía haber personal policial involucrado, se identificaron para saber quiénes eran esas personas y qué estaban haciendo en ese lugar. Según fuentes policiales, el conductor de la camioneta encaró a los oficiales e intentó escapar. Pero no lo consiguió.
En el asiento trasero de la Hilux los efectivos descubrieron cinco cajas de cartón con 129 panes de marihuana. Enseguida advirtieron que no era un vehículo particular: tenía el comunicador policial instalado en el torpedo.
De acuerdo con las fuentes, el chofer era un oficial inspector de la DDI de La Matanza, de 36 años. Al momento de la detención portaba su credencial y la pistola reglamentaria Bersa calibre 9 milímetros.
En el mismo lugar también fue detenido el acompañante y una pareja de nacionalidad paraguaya que estaba a bordo del Sandero, quienes iban con un menor de 12.
A su vez, los investigadores del caso identificaron a otras dos personas que se encontraban en el lavadero de autos que funcionó de punto de encuentro, una mujer de 46 años y un hombre de 52, también paraguayos, aunque no fueron detenidos.
El juez Barral dispuso un allanamiento en el lavadero y otros domicilios, y procuraba determinar si esas dos personas estaban vinculadas o no a la entrega de la droga.
