POLICIA
Una novela hecha realidad en La Pampa

Un ADN la hizo heredera de una fortuna de la que queda poco

La Justicia determinó que Eva Paole es hija del hacendado Rufino Otero, ya fallecido. Pero un sobrino que había heredado los bienes dilapidó gran parte del dinero.

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| Cedoc

Eva Paole, una jubilada de 68 años de la ciudad pampeana de General Acha que fue declarada hija y única heredera de un poderoso hacendado fallecido hace 25 años, aseguró hoy que un sobrino, que originalmente se había apoderado de los bienes, dilapidó la mayor parte de la fortuna.

"Disfrutó bastante esta persona. Plata no creo que haya quedado, debe ser más tierra que otra cosa. No tengo idea, eso depende de los abogados. Veremos qué ha quedado", sostuvo Paole, quien podría recibir propiedades e inversiones por unos 40 millones de dólares.

Ayer, la Justicia determinó que Eva Paole, una jubilada que cobra 680 pesos mensuales, es la única hija natural y por lo tanto heredera absoluta de los bienes de Rufino Otero, un poderoso empresario agropecuario fallecido en 1983.

La historia que hoy vuelve a conmocionar a la provincia de La Pampa por su giro inesperado, comenzó en 1983 tras la muerte de Otero, un hacendado multimillonario que heredó toda su fortuna su esposa, Elisa Arenaz. Siete años después, el tesoro familiar pasó a manos de Darío Sarasola, sobrino de Rufino.

Apenas disfrutaba de los 40 millones de dólares —que incluían 50 mil hectáreas de campo en la zona de Valle Argentino y de Valle Daza en La Pampa; unos 13 inmuebles, dos aviones y unas cinco mil cabezas de ganado— cuando Eva Paole inició una demanda por filiación: decía que Otero era su padre y que las tierras y las vacas le pertenecían a ella.

Fue entonces que pidió un ADN para despejar dudas con muestras que debían extraérsele al cadáver de Rufino. Años después de la muerte de su padre, Eva se acababa de enterar que su madre, una mujer de origen humilde que había trabajado como empleada doméstica de los Otero, había quedado embarazada tras una relación clandestina con el hacendado.

En 1999, el juez en lo Penal de General Acha, Manuel Álvarez, hizo lugar al pedido de Paole y ordenó la exhumación del cadáver. Pero el cuerpo que encontró en la tumba no era el del estanciero. En su lugar, halló a un muerto que todavía tenía las cicatrices de una autopsia, un procedimiento al que no había sido sometido Otero, fallecido en forma natural.
 
El cuerpo del tío. Entonces, Paole denunció a Sarasola por la desaparición del cuerpo de su padre, con el fin de evitar el estudio que terminó estableciendo los lazos sanguíneos que la unen a Otero.

El juez ordenó entonces la inhibición de los bienes del heredero, pero la medida fue levantada en febrero de 2001, luego de que la filiación de Paole no pudiera establecerse con certeza a pesar de la exhumación de los cadáveres de los padres de Rufino: Ramón Otero y Justina Portas.

Darío Sarasola murió como consecuencia de una larga enfermedad el 10 de noviembre del año pasado. Desde entonces, lo que queda de la fortuna original de Otero está en manos de la viuda Graciela Cabantoux y de sus hijos, Agustina de 23 y Hernán de 17. Junto a Peole, los nuevos protagonistas de esta historia.

Fuente: DyN