POLITICA

1997-2007

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Lección que por fin aprendí:
¡cómo cambian las cosas los años!
Angustia de saber, muerta ya
la ilusión y la fe...
Perdón si me ves lagrimear.
Los recuerdos me han hecho mal.
Luis María Contursi

Ojalá pudiera creer que la vida es apenas una escala hacia una vida mejor, superadora, hacia otra dimensión con la cual es posible comunicarse de vez en cuando. Si tuviera la suerte de creer en eso, confiaría también, de paso, en que la muerte (natural o impuesta por la fuerza bruta, qué más daría) es tan incómoda como una boletería. Una cola tremenda pero necesaria para llegar a lo verdaderamente bueno. Si creyera, la ocasión sería ideal para contarle a José Luis Cabezas cómo van las cosas. ¡Cómo cambian las cosas 10 años! Le contaría por ejemplo, que:
◆ Mientras desde el poder se promete justicia sobre los crímenes de los 70, nadie sabe quién pagó las fianzas de sus asesinos, que en su mayoría están libres o con prisión domiciliaria.
◆ Los que gobernaban cuando se fue Cabezas cuestionaban al periodismo porque, según ellos, hacía “oposición por izquierda”. Los que gobiernan ahora cuestionan al periodismo porque, según ellos, hace oposición por derecha.
◆ Por aquellos días existía la llamada “cajita feliz”: fondos clandestinos de la SIDE para comprar periodistas. Hoy muchos se venden y son capaces de cualquier cosa por un aviso estatal.
◆ Carlos Menem estuvo un tiempo detenido en una quinta, pero salió para ser senador nacional y cumplir un sueño: ahora es rubio.
◆ Eduardo Duhalde llegó por fin a la Presidencia de la Nación, pero sin elecciones. Después lo hizo candidato a Néstor Kirchner, que salió segundo pero gobierna desde 2003 y no lo quiere a Duhalde. Y Duhalde dice que se retiró, pero se lleva bárbaro con dos presidenciables: Mauricio Macri y Roberto Lavagna.
◆ Ahora hay una Policía Bonaerense y una Policía Bonaerense II. Desde 1997 fueron dados de baja por corruptos más de 5.000 oficiales y suboficiales, a razón de un agente y medio despedido por día. Nadie da por resuelto el problema.
◆ El Grupo Yabrán se desmembró después del suicidio de Don Alfredo, en mayo del ’98. Las fronteras y los caminos donde se asentaban sus negocios siguen en disputa y fuera de control.
◆ Ahora, Daniel Hadad tiene un nuevo patrocinante, un magnate mexicano a quien apodan El Fantasma porque no le gustan las fotos. Dicen que “es tímido”.
◆ Ya no hay convertibilidad 1 a 1. Hoy es 3 a 1, los ingresos de la gente y la calidad del empleo se redujeron en las mismas proporciones, y la inflación ataca de nuevo.
◆ Chacho Alvarez llegó a ser vicepresidente de Fernando de la Rúa, pero se fue a su casa porque se pagaron coimas para la sanción de la Reforma Laboral. Ahora volvió: es kirchnerista y anda siempre de viaje porque trabaja de virtual presidente del Mercosur.
◆ Muchos seguimos creyendo que hacer buen periodismo es una gran manera de cambiar algo. Somos así, acaso estúpidamente optimistas.

El José Luis real. Nada más lejano a un superhéroe que José Luis Cabezas. Aun así, un día frenó un avión con el pie para rescatarme.
Volvíamos juntos de un viaje periodístico a Managua. Hacíamos escala en Miami y como, por el apuro, yo no tenía visa estadounidense, debí hacer toda la espera de la conexión para el regreso a Buenos Aires en una salita de espera minúscula. Fueron como cinco horas y, cuando al fin llegó la hora de abordar el vuelo, el avión se descompuso y hubo que hacer noche en Miami. José Luis, en un hotel de primera. Yo, custodiado por la policía en un hotel del aeropuerto. Casi preso. El avión debía partir a las 9 a.m., pero a las 8.59 todavía mis gentiles custodios no daban muestras de querer embarcarme. En ese mismo momento, ya en el avión, José Luis discutía con el comandante de abordo.
–No podemos salir, falta un pasajero.
–Sí, señor, pero el vuelo debe salir en horario. Y si el pasajero no viene... –decía el hombre, con acento latino, mientras iba cerrando la puerta.
–¡Pero lo tienen las autoridades del aeropuerto porque no tiene visa!
–Yo lo lamento, señor, pero no puedo atrasar la partida.
–¡Es que usted no entiende! Mi amigo es periodista de un medio muy importante de la Argentina y está desaparecido...
–Usted sabrá disculpar, señor, pero no es en este país donde desaparecen las personas –dio por terminada la charla el comandante y siguió cerrando la puerta de la nave.
Fue cuando Cabezas metió el pie en el hueco que quedaba y dijo:
– Muy bien, entonces me bajo en ésta. Si él no viaja, yo tampoco.
Al abrirse la puerta, yo transitaba a la carrera el último tramo de la manga. Me vio y gritó:
–¡¿Dónde estabas, pedazo de pelotudo!? ¡¿No viste la hora que es?!