A pocas horas del cierre del plazo legal, el peronismo bonaerense formalizó este miércoles su nuevo frente electoral: se llamará “Fuerza Patria” y competirá en las legislativas provinciales del 7 de septiembre con el objetivo de frenar el avance libertario. El acuerdo fue sellado entre el gobernador Axel Kicillof, el diputado Máximo Kirchner y el exministro Sergio Massa, en un encuentro cargado de tensiones que terminó por consolidar una alianza frágil pero operativa.
La firma del acta constitutiva se realizó con la presencia de los principales referentes partidarios y sus respectivos apoderados: por el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), Agustina Vila y Mariano Cascallares; por el PJ bonaerense, Patricia García Blanco y Facundo Tignanelli; y por el Frente Renovador, Eduardo Cergnul y Sebastián Galmarini. También participaron delegados de La Cámpora y de otros espacios aliados.
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Desde marzo, los sectores en pugna venían negociando en privado para acordar una estructura común. La decisión se aceleró en las últimas 72 horas en la Casa de Gobierno de La Plata, donde se sucedieron reuniones entre Kicillof, Kirchner y Massa para delinear las condiciones del acuerdo, el esquema de apoderados cruzados y la futura composición de la Junta Electoral.
La figura de Magario y el bastión del conurbano
Según trascendió, la vicegobernadora Verónica Magario se perfila como la principal candidata a encabezar la boleta en la estratégica Tercera Sección Electoral. Su nombre contaría con el aval de los tres sectores que integran el nuevo frente, por encima de otros dirigentes como Mariano Cascallares y Federico Otermín.
En paralelo, se definió un reparto equilibrado en la conducción de la alianza: cada fuerza tendrá un apoderado y un integrante en la Junta Electoral, además de dos representantes para revisar candidaturas. Entre los armadores clave figuran Carlos Bianco, Gabriel Katopodis, Facundo Tignanelli, Emiliano Santalla, Rubén Eslaiman y Sebastián Galmarini.
Fracturas latentes y pacto de emergencia
Pese al cierre formal, la unidad sellada por el tridente justicialista está lejos de ser sólida. Persisten diferencias internas, especialmente entre el kirchnerismo y el kicillofismo, por la decisión de desdoblar las elecciones provinciales. Mientras el sector de Cristina Kirchner aún reprocha esa estrategia, en La Plata la defienden como una forma de preservar la identidad bonaerense ante el avance libertario.
Además, la reciente condena judicial contra CFK en la causa Vialidad —que la dejó con prisión domiciliaria e inhabilitada— modificó el equilibrio de poder en el PJ. La situación fortaleció al tándem Kirchner-Massa, relegando parcialmente a Kicillof en las negociaciones nacionales.
El gobernador había intentado ganar volumen político con el lanzamiento de su propio sello, MDF. Sin embargo, el fallo de la Corte Suprema obligó a recalibrar posiciones. Aunque sus aliados aseguran que todavía conserva el control sobre la confección de las listas bonaerenses, el protagonismo compartido ya es una realidad.
Blindaje interno y cierre con advertencias
Para evitar fracturas futuras, los apoderados definieron un esquema de control cruzado y mecanismos internos de revisión. En el MDF incluso preparan una “segunda escudería” de candidatos, como plan de contingencia ante una eventual ruptura con La Cámpora o el massismo.
“Hay que ser generosos y garantizar el respeto de las minorías. Todas las listas deben ser consensuadas e integrar a todos los sectores”, remarcaron desde el entorno de uno de los tres líderes.
En ese contexto, el cierre de listas del próximo 19 de julio aparece como la verdadera prueba de fuego. La unidad alcanzada ayer fue forzada por el calendario y las urgencias electorales, pero todavía enfrenta un proceso de depuración que definirá si el nuevo frente será un proyecto colectivo o un acuerdo de coyuntura.
DCQ
