En el marco de una reunión del Grupo Productivo Argentino, Eduardo Duhalde apareció en escena después de mucho tiempo de silencio.
Fue justamente en el mismo momento en el que la presidenta ofrecía su duro discurso contra el campo; y si bien Duhalde no dedicó toda su intervención (que duró 50 minutos) al conflicto con el agro, se mostró conciliador y dijo que “dialogar no es un signo de debilidad”.
El ex presidente hizo clara alusión a la postura del gobierno nacional, y recordó que fue el campo porque “fueron la locomotora que nos sacó de la depresión”.
Duhalde no declara estar rearmando su espacio político, aunque apariciones como las de ayer dejen terreno a las sospechas.
Justamente su imagen está asociada al “día después” de los cacerolazos que recuerdan la caída del gobierno de Fernando De la Rúa y su aparición en escena que le dio el nombre de “piloto de tormentas” como algunos gustan llamarlo.
Y como dato anecdótico para una jornada particular, la presidenta ayer prefirió retirarse a Olivos por vía terrestre. Es claro que prefirió no asociar los cacerolazos con un helicóptero despegando de la Casa Rosada.