Con la firma de un acuerdo que devuelve el Archipiélago de Chagos a Mauricio, la Cancillería Argentina celebró el avance y destacó en un posteo en su cuenta oficial de X su voluntad de “entablar un diálogo serio y sustantivo” con las autoridades británicas para avanzar hacia una solución definitiva de la cuestión de las Islas Malvinas.
En el mismo mensaje, el ministerio reafirmó que este acuerdo “demuestra que es posible resolver controversias de esta naturaleza por medios pacíficos”, en línea con los principios del derecho internacional.

A pesar de este gesto, el actual primer ministro británico, Keir Starmer, ya había dejado en claro su postura sobre el Atlántico Sur. En octubre del año pasado, afirmó en el Parlamento que “las Malvinas y Gibraltar son británicas y seguirán siendo británicas”, según registró el servicio público de la BBC.
Starmer también señaló que el tema tiene una dimensión personal, en razón de que su tío sirvió en el HMS Antelope, una fragata británica hundida durante la Guerra de Malvinas en 1982, y que fue alcanzada por bombas lanzadas desde aviones argentinos. Aunque su familiar sobrevivió al ataque, dos soldados británicos murieron.
El líder laborista revivió ese momento en su testimonio ante el Parlamento: “Recuerdo la terrible espera cuando su barco fue bombardeado. El miedo de mi madre junto a la radio, escuchando cada noticia, y el alivio, una semana después, al saber que había sobrevivido”. Aunque mantiene firme su posición sobre la soberanía, esta experiencia personal añade una dimensión humana que podría abrir la puerta a nuevas conversaciones.
Keir Starmer firmó este jueves el acuerdo para ceder las Islas Chagos a Mauricio
El abogado especializado en derechos humanos y actual primer ministro, Keir Starmer, firmó este jueves un acuerdo con su par de Mauricio que garantiza la permanencia de la base militar británico-estadounidense en Diego García, la isla más grande del archipiélago, bajo un contrato de arrendamiento por al menos 99 años. Si bien el Archipiélago de Chagos fue separado del territorio mauriciano en 1965, tres años antes de su independencia, permaneció bajo control británico desde 1814, siendo una de las últimas colonias del antiguo Imperio.
Así, la suscripción del pacto se produjo tras el rechazo de la justicia británica a un recurso que buscaba detener el proceso. El primer ministro de Mauricio, Navin Ramgoolam, calificó el pacto como una “gran victoria” que completa “el proceso de descolonización que comenzó con su independencia en 1968”. Después de años de negociaciones, Londres acordó reconocer la soberanía mauriciana sobre el archipiélago, con la condición de mantener la base militar.

Según explicó el primer ministro británico, el acuerdo incluye un pago anual de 101 millones de libras a Mauricio por el arrendamiento, totalizando un costo estimado de 3.400 millones de libras durante los 99 años. Esta cifra fue justificada por el gobierno británico como una acción en interés nacional.
Aún cuando la firma del acuerdo se retrasó debido a cambios políticos en Reino Unido y Mauricio, además de la oposición de la administración del expresidente Donald Trump, Estados Unidos manifestó su respaldo al pacto. El secretario de Estado, Marco Rubio, aseguró que este acuerdo garantiza “el funcionamiento a largo plazo, estable y eficaz” de la base militar conjunta en Diego García.
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