En Rosario no entra un alma. Literalmente. Con la capacidad hotelera que registra un lleno total, el único inconveniente es que miles y miles de personas quieren llegar a la cuna de la bandera para apoyar el reclamo del campo. La solución a la falta de espacio para dormir la encontró la astucia de los chacareros que improvisaron campamento al costado de escenario.
Bajas temperaturas. Todo viene bien con tal de combatir el frío de la costa del Paraná. Una fila de tractores hace “el aguante” contra los embates del viento y los mates con guitarreadas parecen ser la mejor compañía para una noche llena de expectativas.
Así lo comprobó Perfil.com anoche, al recorrer el área donde en pocas horas, más de 100 mil personas, según estiman los organizadores, colmaran Rosario para apoyar el reclamo de los productores agropecuarios.
“Yo me voy a venir a las 4:30 de la mañana con una mantas y mucho mate”, afirmó a Perfil.com una productora de la provincia de Buenos Aires quien, a diferencia de miles, pudo conseguir hospedaje, pero prefiere madrugar “para estar lo más cerca del escenario posible”.
Otros, los que no consiguieron lugar en ninguna parte, resistieron en base a mucho abrigo, guitarreadas y algún que otro vino tinto en la gélida madrugada del 25. Hubo quienes, previendo el caos hotelero, trajeron remolques. También hubo quienes, en cambio, improvisaron un cuarto en un colectivo destartalado o un tractor con las puertas bien cerradas. Algunos decidieron dar rienda suelta a su imaginación e idear pancartas en el medio de la noche. Un poco de todo.
Así las cosas, la noche de Rosario se siente llena de impaciencia para que el sol saga de una vez por todas. Los organizadores ya tomaron todos los recaudos necesarios. Saben que les espera una desbordada marcha, por eso desde el mediodía comenzaron a coordinar cómo serán las tareas de cada uno de cara al evento.
Acreditaciones, pulseritas y una lista interminable de nombres formarán, además, parte del acto del campo. Sí, como un gran concierto, pero esta vez al ritmo de las críticas a las retenciones, economías regionales y la necesidad de una política agraria integral.
En la ciudad sólo se habla del acto de hoy, en los taxis, en los negocios, en la calle. Todo apunta al encuentro que se desarrollará a espaldas del monumento a la bandera. Ayer se sintió con fuerza en base a tractorazos y el masivo ingreso de ruralistas, vestidos como tales.
En pocas horas más, hoy, 25 de mayo, en pocas horas nada más, Rosario se convertirá en la capital nacional de la protesta del campo. Y es por eso que a la ciudad le costó tanto dormir.
(*) Redactor de Perfil.com.