El analista político Sergio Berensztein habló con Jorge Fontevecchia por Radio Perfil acerca de las posibilidades de Macri de volver al poder en 2023.
F: Sergio acaba de realizar un trabajo de análisis de cómo los argentinos ven la invasión de Rusia a Ucrania. Lo primero que uno descubre, en el primer chart de su análisis, es que es distinta la perspectiva de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos sobre si es una guerra justa o injusta.
La opinión preponderante en la sociedad argentina es que se trata una agresión unilateral de Rusia a Ucrania pero hay un matiz significativo, en particular en los votantes del Frente de Todos, tomando voto de noviembre del año pasado como referencia. Allí en particular, el 35% del votante del FdT que considera que es una guerra justa, que hay un reclamo legítimo por parte de Rusia de la invasión a Ucrania. Y también ha marcado un número muy importante de votantes del FdT que desconocen, prefieren no opinar al respecto.
Hay un 27% que cree que esto es una agresión unilateral de Rusia, pero de alguna manera esta grieta dentro del Frente de Todos expone algo que uno ve en otros aspectos de la realidad argentina, de la política económica en general, la cuestión del Fondo en particular, el liderazgo del presidente Alberto Fernández. No es algo único respecto a la cuestión que nos ocupa acá, que es entender la opinión pública sobre la guerra en Ucrania.
F: Lo que ves es que finalmente la grieta catectiza todo, como fue la pandemia, las vacunas, ahora también es la guerra en Ucrania. Para algunos votantes es una guerra justa y otros tienen rusofobia pero finalmente, probablemente el tema internacional no sea el punto sino simplemente alinearse como parte de la grieta
Tal cual, es una hipótesis no comprobable con este estudio pero que yo estoy tratando de avanzar con otros sondeos complementarios. Mi opinión es que esto tiene que ver con el famoso antinorteamericanismo, que está presente en la cultura política argentina. Me parece que aquí solapan, el público antinorteamericano tiende a favorecer la hipótesis de la guerra justa.
F: Vos en el año 2018 dijiste que la sociedad empezaba a cansarse de la grieta, compartimos ese análisis, incluso la posibilidad de que un candidato de tercera vía como podría haber sido Lavagna, fuera potable, que luego no lo terminó siendo. ¿Tu expectativa es que va a seguir todo catectizado de un lado y del otro de la grieta? ¿O que quizás hacia 2023 empiece a amainar y se empiece a dar todo lo que no se dio, que se empezaba a ver en 2018?
Yo creo que la grieta es un fenómeno real de la sociedad argentina pero que está amplificado en particular por las redes sociales y en algún sentido también por los medios de comunicación masivos. Pero fundamentalmente, sobrevive y anida con mucha comodidad en las redes sociales, que por sus características no requieren de mucha reflexión ni demasiados matices. Hay allí un espacio de comodidad para que, quienes efectivamente están alineados con esa visión tan extrema, se sientan en pie de guerra, que hacen la guerra simbólica muy fuerte, que sobrevive.
Mi opinión es que las preferencias de la sociedad pasan por otro lado, hay un votante que tiene problemas que se están agravando, como la inflación por ejemplo, con las consecuencias que esto trae en el ingreso, en la calidad de vida, en la incertidumbre. Hay preocupación de otro orden, que también requieren gestión, y creo que estos dos elementos van en paralelo. En el interior de las fuerzas hay sectores muy ideológicos, o por lo menos muy sesgados, que tienen posiciones muy firmes y que dominan el debate interno. Eso no quiere decir que la sociedad en su conjunto esté alineada o sincronizada con esas tendencias.
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F: Vos lo que ves es como un desfasaje entre el discurso público que está a través de los medios y las redes sociales con el de la sociedad en su conjunto. O sea, que la sociedad sigue manteniendo ese deseo que vos detectaste en el año 2018 que no se pudo consumar porque a lo mejor el candidato no lograba encarnar, pero que está el deseo latente y no representado por la grieta de superar esta dicotomía.
Claro, lo que pasa que hay una demanda de liderazgos con atributos de firmeza, de autoridad, de valentía, coraje. No hay que confundir aquí el contenido de las políticas con el estilo del liderazgos, son dos aspectos distintos que aparecen como confundidos porque los duros lo son en el qué y en el cómo y muchas veces quienes postulan una salida más consensual son vistos como liderazgos débiles.
Acá hay un riesgo enorme, porque cualquier político que se proponga conducir a la Argentina se va a enfrentar con una realidad endiablada y va a necesitar medidas de mucho coraje, el tema aquí es de estrategia comunicacional electoral, porque si el público promedio no percibe firmeza en los potenciales candidatos, indudablemente aquí puede haber una polarización mayor por estos estilos de liderazgo que se están demandando, que son generalizados.
Cualquier político que se proponga conducir a la Argentina se va a enfrentar con una realidad endiablada
F: El que vaya a ser presidente no solamente va a tener que demostrar cierto grado de moderación sino que además una convicción y yo me cierto grado de moderación sino que además una convicción a como guante de seda y puño de hierro. En ese sentido no pareciera ser ni Horacio Rodríguez Larreta ni Alberto Fernández quienes transmiten ese liderazgo fuerte que vos decís que la sociedad reclama.
Ahí está el desafío que tienen los estrategas electorales del oficialismo y la oposición, porque eso es algo a construir todavía. Los candidatos tienen atributos de base y atributos que van desarrollando a lo largo de la campaña y me parece que es un desafío no menor en materia comunicacional.
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F: Gerardo Morales decía que Macri ya está en campaña para ser candidato a presidente. Vos, ¿Le ves posibilidades electorales a Macri en el contexto actual de la sociedad argentina?
Yo te diría que Macri tiene un piso de votos que no es menor, oscila entre el 10, 11, 12% depende de la medición. Es un electorado muy fiel, muy firme, que reivindica incluso los aspectos más controversiales de su primera presidencia, pero tiene un techo todavía bastante bajo. La hipótesis del ex presidente es que si la situación de Argentina se deteriora aún más, él tendría chances de reposicionarse. Y sino, sería un elector relevante a la hora de definir la candidatura dentro de su coalición. Me parece que Macri indudablemente, como ocurre con los expresidentes en la Argentina, quiere volver a participar, no es una excepción.
Por como dejó la presidencia, con más del 40% de los votos, retiene un 25% de ese caudal, que es un piso interesante. Veremos cómo se va a ir ordenando el proceso electoral, yo creo que ahí hay dudas enormes, por ejemplo si va a haber o no desdoblamiento electoral en las provincias, qué va a pasar con el oficialismo, si va a seguir a pesar de la disfuncionalidad que caracteriza al vínculo entre el presidente y la vice, si va a seguir unido o va a haber algún tipo de fragmentación electoral.
Si se fragmenta la oposición, Macri puede aspirar a una victoria con un porcentaje similar al de la elección pasada, obteniendo un 10% de diferencia. Es una hipótesis y él tiene pleno derecho de buscar otra elección aunque las características del proceso político condicionen su trayectoria futura.
F: La posibilidad de que Macri vuelva a ser presidente es que se rompa el FdT y que la sociedad continúe un recorrido hacia la derecha, como Milei o Espert, y en ese caso, una candidatura de Macri puede ser competitiva. Ese sería el cuadro de situación en el cual él podría volver a ser presidente
Claro, esto es expresado de forma muy clara por algunos referentes del propio FdT. Un ministro como Katopodis dijo "si nosotros nos peleamos, vuelve Macri". Lo utiliza un poco como "cuco" pero ellos son bastante conscientes de que la fragmentación de la coalición oficialista le pavimenta el camino a Macri para tener mayor competitividad.
En cambio, si nos vamos a una situación distinta donde se mantienen las dos coaliciones, el votante medio es crucial para llegar al punto del 45% del voto que, según nuestro sistema electoral consagra presidente, ahí un candidato con características más moderadas tiene más chance de colocarse en condiciones de pelear por ese votante independiente, menos ideológico.