“Es muy difícil explicar seis visitas a la Casa Rosada. La mía fue una y por el Código Procesal Penal”. Eso dijo Mariano Borinsky a sus pares y a varios periodistas cuando se reveló que Gustavo Hornos, el presidente de la Cámara, había visitado a Mauricio Macri.
Hornos nunca admitió en público esas visitas pese a que los registros eran oficiales y habían sido solicitados por la organización Poder Ciudadano (y aprovechados por el kirchnerismo, claro). Sí lo hizo ante sus pares, pero se negó a incluirlo en el registro del acuerdo de Superintendencia, razón por la cual Ángela Ledesma y Alejandro Slokar le pidieron la renuncia.
“Tengo una relación social con Macri”, explicó Hornos en privado. “Nunca hablamos de causas judiciales particulares, sólo de la visión sobre el Poder Judicial en general”. Si bien la noticia generó un cimbronazo interno, su silencio lo alejó del centro de atención. Al menos por un tiempo.
Diego Molea, el presidente del Consejo de la Magistratura, afín al kirchnerismo, inició luego de la denuncia presentada por Martín Soria -actual ministro de Justicia- una investigación por esas visitas.
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Según pudo reconstruir PERFIL, Borinsky fue sondeado por la Magistratura y dijo que si lo citaban a declarar en el caso Hornos diría lo mismo que dijo a sus pares y a algunos periodistas: que seis visitas eran muy difíciles de explicar. Él tenía en cambio un respaldo: había ido “una vez” a ver a Macri por la reforma al Código Procesal Penal, tarea para la que había sido puesto al frente por decreto por el entonces presidente.
Borinsky lideró una comisión y presentó el Código después de tres años de trabajo. "Hubo dos reuniones y la primera ni siquiera fue con Macri, fue con (Pablo) Clusellas", comentó en ese momento. Eran, hasta ahí, visitas institucionales. Sin embargo, el sitio web El Destape reveló unas quince visitas de Borinsky a Macri no en la Rosada, en la Quinta de Olivos, registradas como visitas para jugar al Paddle o al tenis, visitas que Borinsky no desmintió en diálogo con El Destape, pero sí minimizó: “Fueron menos y yo estaba haciendo el Código Procesal Penal”.
Hay datos en la línea de tiempo que algunos jueces que miran el tema como “espectadores” resaltan como llamativos. Borinsky quedó exceptuado de la denuncia que hizo Soria contra Hornos, porque hasta ese momento el registro oficial conocido indicaba que él había estado sólo una vez en la Rosada. ¿Nadie sabía de sus visitas a Olivos o sí y lo guardaron?
Borinsky firmó esta semana un fallo contemplativo con el vicepresidente Amado Boudou que a raíz del dictamen podrá seguir en prisión domiciliaria. Inmediatamente después, se difundieron todas las visitas del camarista al entonces presidente y el juez quedó en una posición tan incómoda que no pudo negar los hechos y explicarlos le resultó muy difícil.
Por supuesto que el kirchnerismo ahora irá por Borinsky, pero se abren varias preguntas: ¿por qué ocultó esa información? ¿Cómo explicará ahora que la situación de Hornos era complicada y la de él no? ¿Le dijo al resto de sus pares de la comisión, entre los que estaban Carlos Mahiques y Guillermo Yacobucci, que visitaba por su cuenta a Macri en Olivos?
El kirchnerismo pondrá en tela de juicio lo actuado por Borinsky a partir de los registros de la Casa Militar. Sin embargo el camarista tiene un problema puertas adentro. “Hornos por lo menos hizo silencio”, dijeron.