A las once y media de la noche, la entrada del búnker K en el Hotel Intercontinental cerró sus puertas. "Acá no entra más nadie. No importa que tengan credenciales de prensa, la orden viene de arriba", gritaba un hombre vestido de negro que custodiaba la entrada y bloqueba el acceso con la ayuda de tres personas más.
Bajo la lluvia y a los empujones, los periodistas, camarógrafos y militantes que querían entrar, pedían explicaciones. Un mujer gritaba: "¿No entendés que si estamos acá es porque somos compañeros? No estamos acá porque ganamos, estamos porque perdimos. ¿Qué mierda somos al final?”
"Operativo desgaste". Eso dicen los periodistas que están adentro del hotel esperando la palabra de Néstor Kirchner. A medida que se fue acentuando la diferencia a favor del candidato de Unión Pro, Francisco De Narváez, el clima en el interior del búnker del oficialismo comenzó a ponerse cada vez más tenso.
Primero levantaron la comida que estaba dispuesta para la prensa, luego la bebida, y hasta apagaron el aire acondicionado. Los plasmas que estaban dispuestos en el salón dejaron de transmitir las noticias; quedó encendido uno sólo con la señal de cable C5N. Detrás del escenario vacío, sólo se lee el eslogan de campaña: "Nosotros Hacemos".
*Redactora de Perfil.com.