POLITICA
la opositora más feroz

Bullrich convoca a marchas anti K pero busca no espantar a los moderados de JxC

Esta semana grabó un video para promocionar la manifestación de mañana. A la par, almorzó con Larreta y dialogó con Massot. La comparación con Trump y Bolsonaro.

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Tapabocas. Es una de las dirigentes más activas para convocar a las marchas críticas al Gobierno. | cedoc

Hace más de 50 años que Patricia Bullrich dedica su vida a la política. Y es su forma de vivir. A tal punto que, por no perderse un Zoom de Juntos por el Cambio, participó desde su celular mientras le daban el alta del sanatorio donde se había internado por Covid-19 y una leve neumonía. Esa mañana discutió con Martín Lousteau delante de todos. Cuando regresó a su departamento volvió a tener fiebre y tuvo que volver a internarse dos días más. “Me pasé de adrenalina”, dice, con humor. Ni en esos días con tos y cansancio dejó las redes sociales ni su Whatsapp.

Pragmática, la presidenta del PRO es la cara visible de las marchas contra el oficialismo y una de las dirigentes clave para el armado opositor. También, el blanco de críticas y rechazos.

En su rol partidario –cuyo cargo le ofreció Mauricio Macri en noviembre del año pasado– amplió su esquema de relaciones. Hace diez días fue a almorzar, a solas, con Horacio Rodríguez Larreta a Parque Patricios. El ala “dura” y el ala “moderada”. Aunque no comparten cómo abordar al oficialismo, en más de una hora de charla el jefe comunal admitió lo complejo que resultaba, en esta coyuntura, encarar temas con la Nación. Coincidieron en el armado del PRO y también se dieron lugar para hablar del rol de Macri, cómo estaba María Eugenia Vidal y dejaron para más adelante la política electoral. La convivencia pacífica es clave y Larreta insistió en que no abandonará su tono mesurado y sus apelaciones a “abandonar la grieta”, aunque la quita de fondos por parte del oficialismo lo obligó a endurecerse.

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Con Vidal, en cambio, jamás hubo buena sintonía: critica sus políticas sociales

Con Macri mantiene un vínculo cercano: hablan, chatean y, aunque no lo ve ya como un jefe, apunta que es un referente central. “Hoy en Argentina no está claro qué hace un ex presidente”, razona. Y acota que Bullrich por ello hoy se ven muchos liderazgos en Juntos por el Cambio. Pero admite que actualmente tiene una visión más cercana a Macri: lo ve menos presionado con lo políticamente correcto.

Con Vidal, en cambio, jamás hubo buena sintonía. Bullrich sigue siendo muy crítica a las políticas sociales, lo que la llevó a fuertes cruces con Carolina Stanley y con la propia ex gobernadora. También es crítica de la gestión bonaerense y del armado de listas de 2019. Vidal tampoco le tiene simpatía: la ve radicalizada pero cree que es necesario que juegue un rol. Aunque no lo confiesa, entre sus íntimos Larreta está convencido que las críticas de Bullrich a Vidal son, en realidad, los pensamientos de Macri.

Para el PRO observa que necesita un “lifting”, repensarse y renovarse. Piensa que es una consecuencia natural de una gestión y de haber perdido la elección. Tiene en su mente que aquellos dirigentes que fueron críticos tienen que incorporarse y jugar adentro. Entre ellos, Emilio Monzó y Rogelio Frigerio. De esto estuvo hablando con Nicolás Massot hace unos días. El ex diputado le expresó que ellos estaban para jugar en Juntos por el Cambio. Con el ex ministro del Interior había hablado hace un mes y medio. En el gabinete nacional tenían un buen vínculo y una misma piedra en el zapato de la gestión y la construcción política: Marcos Peña, quien siempre se mostró receloso de la autonomía que tenían.

Intimidad de la guerra política del Gobierno con la Corte Suprema

Al interior del PRO sumó fricciones: con los intendentes y el ala “moderada”. Al secretario General del PRO, Eduardo Macchiavelli, en nueve meses lo rodeó y logró minimizarlo para las decisiones estratégicas. Habla con los radicales Negri y Cornejo y los lilitos Ferraro y Oliveto, aunque no se reencontró aún con Elisa Carrió.

Hoy es la cara visible de las marchas contra el oficialismo, como la de mañana. Su convocatoria al 12O es la materialización de una idea: Bullrich asegura que “hay que pasar de ser una fuerza política a una fuerza social”. “Así como la sociedad nos rescató del 32% y nos puso en el 41%, y así como el PJ tuvo una gran penetración social, hacia eso tenemos que ir”, dice.

En las encuestas su figura aparece como “antisistema”, como Donald Trump o Jair Bolsonaro. No le gustan esas comparaciones pero piensa que puede ser un muro de contención para que no se vaya parte del electorado hacia otras opciones por derecha. “En España se le fueron los votos al PP fue por Vox”, compara. Duda de los peronistas, pero invitó a Ricardo López Murphy a sumarse, y piensa que se puede tejer algún tipo de acuerdo con José Luis Espert y Javier Milei para evitar que sean funcionales al Frente de Todos.

Mientras se entusiasma con ver la serie “Patria” por HBO, donde se cruza la historia del grupo terrorista ETA, afirma que no es tiempo de hablar de las listas aunque la Ciudad fue su histórico bastión. “Genero amor y odio”, concluye. Cree que es una consecuencia natural de estar en política hace más de 50 años.