El organigrama del gobierno de Javier Milei sigue en plena metamorfosis. Tras las elecciones del 26 de octubre y el reacomodamiento del Gabinete, algunas sillas todavía restan completar, sobre todo las de los ministerios de Seguridad Nacional y Defensa que quedarán vacantes con el recambio legislativo. Patricia Bullrich y Luis Petri asumirán una banca en el Senado y en Diputados respectivamente.
Los dos nombres que suenan para reemplazarlos son los de Alejandra Monteoliva, en el caso de Seguridad, y Luciana Carrasco, en Defensa. Ambas son números puestos aunque la definición está en manos del Presidente, como explican en el Gobierno.
Monteoliva es la secretaria de Seguridad Nacional. En la práctica, es la N.º 2 de una cartera híper caliente. Se trata de una mujer con bajísimo exposición y un marcado perfil técnico. Bullrich quiere que su mano derecha continúe al frente de la cartera. Hace semanas, estuvo en Casa Rosada y visitó el despacho de Santiago Caputo junto a Bullrich.
Monteoliva tuvo un pasado en la gestión del Ministerio de Seguridad de Córdoba. Fue ministra de Seguridad de la gestión de José Manuel de la Sota en el año 2013. Tuvo un paso muy breve: entre septiembre y diciembre de ese año.
Su alejamiento abrupto estuvo vinculado a la crisis policial que derivó en saqueos en la ciudad de Córdoba, cuyas imágenes causaron conmoción en todo el país.
Eran tiempos en los que el kirchnerismo iba “por todo”. La falta de asistencia y de envíos de fuerzas federales por parte de Cristina Kirchner le valió al kirchnerismo la eterna enemistad del pueblo cordobés. El motivo que despertó la revuelta de la Policía de Córdoba en 2013 fue el intento de Monteoliva de “transparentar” pagos y sueldos de las fuerzas de seguridad relacionados con “horas extras” o gastos en “viáticos” (combustibles). Aunque, según entendidos, lo hizo de manera torpe y brusca, por lo que se ganó el malestar del personal policial. Previo a haber sido ministra, Monteoliva había desempeñado roles técnicos dentro del ministerio cordobés, convocada por quien en ese entonces era el titular del área, Alejo Paredes. Se había especializado en materia de seguridad a raíz de un episodio delicado: fue secuestrada por la guerrilla colombiana en 1995.
De concretarse la asunción de Monteoliva, Bullrich le habrá dejado un presente: la reciente reorganización del Gabinete dejó a cargo de la cartera de Seguridad la Dirección de Migraciones. Según el Presupuesto 2026, la dirección contará con la friolera de $181 mil millones, si bien la ley aún no ha sido aprobada. La otra nominada es Carrasco. La actual jefa de Gabinete de Petri es su “mano derecha”. Es abogada egresada de la UBA y magíster en Derecho Penal. Tuvo un paso por el Observatorio de Víctimas del Delito del Ministerio de Justicia años atrás, y también fue asesora en materia de Seguridad en Vicente López. Desde mediados del año pasado es la titular de la Unidad de Gabinete de Asesores de una cartera estratégica, aunque con poca repercusión en la agenda pública. Dicho dato podría jugara a favor de otra funcionaria con bajo perfil. Según trasciende, conoce al detalle la gestión que lleva adelante el futuro diputado mendocino y goza del apoyo de las Fuerzas Armadas, lo que podría ser un elemento determinante. “Continuidad” es el concepto que el todavía ministro transmite a los propios, aunque siempre la decisión final es de Milei.
Otro dato que destacan es que el Presidente suele retuitear los mensajes de Carrasco en redes.
A principios del mes próximo llegarán al país seis F-16, que fueron comprados a Dinamarca con financiamiento de EE. UU. Arribarán a la base aérea de Río Cuarto, en Córdoba, y será un “hito” de la gestión, según explican.
Por ello, hay quienes sostienen que, de ser Carrasco, no se anunciaría su ascenso antes de esa fecha.