La tensión entre Elisa Carrió y el ministro de Justicia, Germán Garavano, promete seguir. Tras llamarlo “imbécil” e intentar desplazarlo de su cargo, Lilita asegura entre los suyos que el ministro “no es apto” para ese cargo y decidió utilizarlo como sparring para criticar al Gobierno y marcar territorio en lo que refiere a lo judicial, una de sus especialidades.
En la Casa Rosada tomaron nota de que la embestida, que comenzó con un pedido de juicio político a Garavano pero continuó en público y en privado ya resulta incontenible. Fueron el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el abogado presidencial, Fabián “Pepin” Rodríguez Simón, quienes buscaron durante meses calmar a la diputada chaqueña.
Curiosa parábola: cuando Garavano, bajo la orden del presidente, salió a defender la presentación del pedido de juicio político en el Consejo de la Magistratura de Alejo Ramos Padilla, el juez de Dolores que investiga el affaire Stornelli, el diputado “lilito” Juan Manuel López lo felicitó al ministro.
Pero ni eso calmó a Carrió. El primer detonando se dio en 2017 cuando renunció la abogada de confianza de la legisladora, Mariana Stilman, a la querella de la Unidad AMIA por encubrimiento. En un comunicado, la Coalición Cívica ARI sostuvo que la razón de esa decisión fue el accionar del ministro en el expediente: no apuntar contra los fiscales Müllen y Barbaccia, quienes secundaban a al entonces juez Juan José Galeano.
Pero luego siguió: lo vinculó con Daniel “el Tano” Angelici en sus diálogos con jueces y fiscales, y en particular se enojó mucho por la buena sintonía de Garavano con Ricardo Lorenzetti, el ex titular de la Corte Suprema y uno de sus blancos de investigaciones y críticas. En el entorno del ministro explican que es el diálogo “institucional que le toca como ministro” y agregan que en el último año y medio, aproximadamente, incluso se sumó el jefe de Gabinete, Marcos Peña a la mesa de diálogo con Lorenzetti y el resto del máximo Tribunal de Justicia.
El “peruano”, como lo llaman jocosamente en la mesa jurídica que animan José Torello, jefe de asesores del presidente, “Pepín” Rodríguez Simón, el Procurador Bernardo Saravia Frías y Pablo Clusellas, el secretario Legal y Técnico, comenta entre los suyos que ya se acostumbró a los golpes de Lilita. Lo charló, incluso, con el presidente Macri, quien le pidió paciencia.
“¿Y si Carrió tiene otro interés oculto?”, se preguntaban esta semana en Balcarce 50. Por caso, haberse frustrado por no haber podido colocar a una persona de su confianza en el Consejo de la Magistratura. O desgastar a Garavano porque tiene alguien en mente para esa silla. Como sea, la diputada suele mostrar las cartas cuando ella quiere.
Por lo pronto, alertados del tema, Larreta y “Pepín” viajaron el jueves a la chacra de “Lilita” en Exaltación de la Cruz. Validaron la propuesta de la Ciudad: llevar al viceministro de Justicia de Garavano, el angelicista Juan Bautista Mahiques como Fiscal General y a la también angelicista Marcela De Langhe y a Santiago Otamendi para integrar el Tribunal Superior de Justicia.
