Uno, al fin, no es de piedra. Y estalla. Unta la tostada a la vez que al cerebro lo untan noticias sobre masacres afganas o sirias. O una súbita y local, que en días arroja a sucio olvido a 51 pasajeros como uno. Y lo obvio enloquece y uno entra a patalear preguntas. ¿Qué es más grave? ¿La descomposición afgana (siendo que nunca fue un país) o la nuestra (siendo que hasta 1930 lo fue)? ¿Por qué nos pasa esto que no sabemos que nos pasa? ¿Nos ocurre lo que nos ocurre por contar con el yacimiento de dinosaurios más conservas del planeta? ¿Es el argentino el animal humano más dado a la torpeza social? ¿El más empecinado en poder probar que puede bañarse siempre en el mismo río?
Lo registre o no el gobierrno, colapsos, chantadas y mentiras están licuando gran parte de la gestión que inspiró el 54 por ciento de octubre. Venían (solapadas) de antes y el retobado 2012 las frenó. Desde el 83 les fue pasando a todos. Cada desgaste venía engarzado en el desgaste del gobierno anterior. Quien mire tras la espalda de los gobiernos que precedieron al actual verá cumplirse la más fatal y letal ideología argentina: la mismidad. Himnos, preámbulos, discursos, son su picaresca publicitaria. Y el verso al mango, su moneda en curso.
Entre nos, ni oficialismo ni oposición reconocen que lo que tenemos desde 1983 es una rasposa democracia de cuarta. "Nabos" como dice Mujica, la siguen tratando como genuina y hasta la miman argumentando que es muy joven (sic). No reparan que de la Democracia solo compartimos la fonética del vocablo. Que nos falta República en donde esa democracia pueda respirar y realizarse. Que la Constitución está impresa pero muda. Que no se ve a su tan sabio articulado operar en resguardo concreto del paisanaje (crimen del Once, etc. por ejemplo) y del pais (minería,por ejemplo,etc...). Que más que Carta Magna es Carta Minga. Y que pronto lo sabrán hasta los chicos.
Basta vistear lo que va de 1983 a 2012 para comprobar que una Operación Camelo nos achicó la historia y nosotros sin enterarnos. La decisión Alfonsín/Kirchner de juzgar/embretar a los genocidas salva (lejos) la etapa, pero no consuela. Lo "genocida" como asesinato social mantiene intacto su poder. Al menos un centenar de ministros, funcionarios, banqueros, empresarios y comerciantes de los últimos 30 años deberían haber sido alcanzados por un "Nunca más" ad hoc. De haber ocurrido, y solo como ejemplo, las 51 víctimas del Once aún serían personas. En tiempos en que se ahonda la investigación periodística bien vendría un libro que logre fijar el número de Mártires de la Corrupción habidos en las últimas décadas por culpa de "genocidas" de otras tribus. Esa suma clamaría al cielo.
Poco se avanza en este terreno. Schiavi se descompensó y en vez de "esposas" le pusieron un stent. Víctima de efecto paradójico, un De Vido "indignado"se sacó en el Congreso. Queda claro que sigue siendo más peligroso condenar a un gerente que a un coronel. No solo aquí. Europa, "Vieja Dama Indigna" multiplicó impuestos a su población para con esos dineros "bancar" a megas financistas y mercaderes causantes de la crisis que sufre.....su población. Allá y aquí, es lo mismo.
Se podría concluir con un “apaga y vámonos”. Pero, por indigno, no nos está permitido. Sí, en cambio, ayudar a que algo extraordinario nos suceda. Una segunda República, por ejemplo. Y urge ayudar. Sobran pruebas de que nuestro país posee uno de los yacimientos más ricos de "pasado", de "lo mismo", del planeta. Y se advierte, además, que la vocación de algunos por acrecentarlos es altísima. Por lo que puede afirmarse que de no intervenir algun dios o nosotros, la operativa de gobierno, oposición y dirigencias podría asegurarle a este "pasado" repetido un largo porvenir.
(*) Especial para Perfil.com
