“Yo soy técnico, no político”, le dijo el ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Casal, a Daniel Scioli cuando éste lo cuestionó por no defender las políticas de seguridad en plena campaña electoral. El gobernador bonaerense le había exigido que se sumergiera en la discusión por la inseguridad que instaló el espacio del intendente de Tigre, Sergio Massa. El rol de Casal durante la campaña continuó sin conformar al gobernador y, finalmente, el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, propuso el nombre del intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, para enfrentar las críticas.
El gobernador bonaerense asegura que gestiona pensando en la gente y no en su carrera política. Sin embargo, la candidatura de Massa obligó a Scioli a defender su futuro liderazgo en el Partido Justicialista y tomar un rol activo en la campaña.
“Yo quiero ser presidente y la seguridad es responsabilidad de ustedes”, alzó la voz Scioli en la última reunión que compartió junto a los comisarios generales. Esta frase la soltó el 19 de agosto, a una semana de la derrota electoral, tras un homenaje a los policías caídos en cumplimiento de su deber, donde pidió poner el eje en la prevención. Casal ya no compartía el tono del Gobernador y aprovechó una reunión posterior, en la que también participó el jefe de policía, Hugo Matzkin, para calmar los ánimos en la fuerza. La inseguridad –señalada en todas las encuestas como la mayor preocupación de los ciudadanos– ya se había metido en la batalla por la sucesión y Scioli debió mostrar acción.
Aunque el gobernador niega que tenga que ver con la campaña, decidió hacer los cambios que el kirchnerismo le reclamaba un año atrás después de la derrota electoral del 11 de agosto. Scioli insiste en que los nombres de su gabinete no son impuestos por el gobierno nacional y asegura que la designación de Granados no fue conversada con Cristina Kirchner. En cambio, el gobernador había hablado sobre la incorporación del intendente de Ezeiza al gabinete con el candidato a diputado nacional, Martín Insaurralde.
“Es un hombre con experiencia y resultados de gestión, con una visión de la problemática que se alinea con las acciones que nosotros estamos llevando adelante”, dijo ayer Scioli sobre Granados. En 1999, tras haberse tiroteado con tres delincuentes que ingresaron a su casa, el jefe comunal declaró: “Ojalá les hubiera pegado. Lamentablemente tuve mala puntería”. Scioli prefiere defender al intendente con el argumento de que esa frase fue tras una situación límite.
Tampoco cuestionó a Granados por su recomendación: “todos tienen que tener un arma en su casa”. Contradice la política del gobernador, que impulsa el desarme.
Scioli envió ayer a la Legislatura el proyecto de ley que crea los ministerios de Justicia (que volverá a quedar a cargo de Casal) y de Seguridad, que actualmente funcionaban bajo la misma órbita. En los fundamentos, Scioli aseguró que el desdoblamiento tiene como objetivo “readecuar la estructura de gobierno en función de las necesidades operativas en materia de seguridad”.