“Son dos jueces que ya iniciaron el proceso de jubilación, no se los presiona con nada”. Así definían en Tucumán a Salvador Norberto Ruiz y Ebe López Piossek el miércoles, en las horas previas a que se confirmara el fallo que anuló las elecciones. Anticipado por Perfil.com desde el mediodía, la falta de novedades hacia la noche sembraba sospechas sobre una eventual presión que podían estar recibiendo los magistrados.
Pero finalmente, los veteranos jueces se mantuvieron incólumes, en un Poder Judicial que en la intimidad tucumana se describe como alineado con el gobernador en un 90 por ciento. Ayer, aparecieron afiches denostándolos y desconocidos apedrearon la casa de la jueza.
Tanto Ruiz como López Piossek ingresaron en la Justicia tucumana en la década del 90, cuando Ramón “Palito” Ortega era gobernador. Y como parte de la Cámara en lo Contencioso Administrativo se transformaron en un espacio de freno para distintas iniciativas del oficialismo.
El caso más recordado en Tucumán es el rechazo judicial a varios puntos de la Constitución que Alperovich logró modificar, con amplia mayoría, en 2006. También rechazaron el voto juvenil para cargos locales. En el último tiempo, tanto López Piossek como Ruiz venían tomando decisiones vinculadas a estas elecciones. Ruiz fue quien aceptó la medida cautelar para que no se pueda proclamar a un ganador al terminar el escrutinio definitivo. López Piossek, en tanto, había aceptado los cuestionamientos de la oposición a dos miembros de la Junta Electoral, por lo que debieron ser removidos. Además, un día antes de la elección, declaró inconstitucional la candidatura a diputado provincial del senador Sergio Mansilla.
En 1999, en cambio, López Piossek benefició al candidato del peronismo, Julio Miranda, que se enfrentaba a Ricardo Bussi, hijo del dictador. En ese momento rechazó el pedido de éste para que se abrieran urnas.
Desde la oposición, en tanto, hay quienes recuerdan que también recibieron fallos contrarios de su parte