Tras el alta médica, Cristina Fernández de Kirchner evoluciona favorablemente de la cirugía a la que fue sometida para drenar el hematoma subdural crónico. Pero ahora, toda la atención está puesta en su salud cardiovascular, ya que el último parte médico reveló que la Presidenta padece en forma intermitente un bloqueo de la rama izquierda del corazón, un trastorno que afecta la conducción eléctrica del músculo cardíaco.
Los encargados de monitorear de cerca el corazón presidencial son los especialistas de la Fundación Favaloro: los doctores Ramiro Sánchez, Francisco Klein y Oscar Mendiz. Ellos serán también los encargados de realizarle en breve un nuevo Holter, esta vez de 48 horas de duración, para poder conocer la gravedad del bloqueo. Y son quienes deberán decidir, tras los estudios, la futura necesidad o no de implantarle un marcapasos. Sobre todos se cierne ahora la exigencia de guardar silencio y sólo comunicarse por los partes médicos.
Ramiro Sánchez es jefe de la Unidad Metabólica y el Servicio de Hipertensión Arterial de la Fundación Favaloro, institución donde trabaja desde hace más de 21 años.
En 1972 se graduó como médico en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Plata, ciudad donde nació y en la que todavía vive parte de su familia. Hincha fanático de Gimnasia y Esgrima de la Plata, suele ir a la cancha todos los fines de semana que su profesión se lo permite. A sus 65 años, Sánchez es uno de los referentes latinoamericanos en materia de hipertensión arterial y uno de los colaboradores de un texto colectivo fundamental para los estudios de la especialidad, Cardiología basada en la evidencia. Sus colegas lo califican como un profesional “muy competente” y de “excelente” formación académica, parte de la cual realizó en la Universidad de Michigan, en Estados Unidos. Sánchez está casado, tiene tres hijas y vive en San Isidro. Además de ser médico consultor en hipertensión en el Hospital Naval de Buenos Aires, tiene un importante rol como docente en la Universidad Favaloro. Sánchez es quien atendió en primer momento a la Presidenta y quien tiene relación directa con los médicos de la Unidad Médica Presidencial, Luis Buonomo y Marcelo Ballesteros.
Expertos. El equipo de cardiólogos de la Presidenta se completa con Francisco Klein, de 56 años, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos y director del Centro de ACV de la Fundación Favaloro, y Oscar Mendiz, de 51, jefe del Departamento de Cardiología Intervencionista. En 2006, Klein creó y desarrolló junto con el doctor Luciano Sposato el programa de ACV del Instituto de Neurociencia de la Favaloro. Es autor de numerosas publicaciones científicas y sus colegas también lo califican como un “excelente” profesional. Mendiz trabaja en la Fundación Favaloro desde 2001. Estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y se recibió de médico en 1986. Hasta junio de este año, fue presidente de la Sociedad Latinoamericana de Cardiología Intervencionista. Tiene 67 papers publicados, ocho en revistas internacionales de primer nivel. Pese a que son tres profesionales que habitualmente conversan con la prensa para explicar en detalle los avances de sus especialidades y concurren a numerosos congresos científicos, desde que cuentan a la Presidenta entre sus pacientes quedaron detrás de un grueso cerco informativo. Sus teléfonos celulares están apagados y sus familiares no quieren responder preguntas. Sólo se conoce que están sorprendidos por la repercusión mediática de los partes médicos que llevan su firma. “Saben que sobre ellos pesa una gran responsabilidad. Aunque traten de no sentir la presión, entienden que la Presidenta no es un paciente más”, dijeron fuentes cercanas a los cardiólogos.