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Chats, fotos y la figura de Cristina, las claves del vínculo de Fernández y Kicillof

En medio de la pandemia y del aumento de casos en la Provincia, el presidente y el gobernador se muestran cada vez más juntos.

Alberto Fernández, presidente de la Nación, junto a Axel Kicillof, gobernador bonaerense.
Alberto Fernández, presidente de la Nación, junto a Axel Kicillof, gobernador bonaerense. | NA

La imagen se repite semana a semana. Alberto Fernández y Axel Kicillof se muestran juntos una y otra vez. Ambos admiten que tienen estilos diferentes, uno más conciliador y otro más duro, pero chatean a diario por WhatsApp y otras veces por Telegram para unificar criterios de gestión. Las conversaciones por estos días no salen de los contagios de coronavirus en las zonas más pobres del conurbano y la renegociación de la deuda de la provincia. Sin intermediarios, son en estas charlas en donde también coordinan agenda para participar de actividades que tengan que ver con empezar a mostrar una reactivación económica más allá de la pandemia. 

En septiembre de 2018, cuando ya cruzaba la General Paz todas las semanas, Kicillof comenzó a reconocer públicamente su intención de ser candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires. Un año antes, Cristina Kirchner avaló que el entonces diputado nacional comience a recorrer el territorio bonaerense y en 2019 lo eligió para que finalmente compita contra la entonces gobernadora, María Eugenia Vidal. Para Kicillof no hay dudas: la Vicepresidenta es su jefa política, con quien puede llegar a hablar varias veces por día. 

Fue después de la reconciliación de la expresidenta y el actual jefe de Estado que Kicillof se reunió algunas veces con Fernández. En ese entonces las charlas no salían del tema económico y las críticas al gobierno del expresidente, Mauricio Macri.

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Kicillof fue uno de los primeros gobernadores que pisaron la Quinta de Olivos pocos días después de que Alberto Fernández asuma la presidencia, cuando aún esta residencia estaba lejos de convertirse en el búnker habitual del Gobierno por el avance del coronavirus en Argentina. También formó parte de la comitiva del primer viaje del Presidente en medio de la una dura renegociación de la deuda bonaerense. Fue la expresidenta quien sugirió que el Gobernador se suba a la gira de enero. En ese entonces apareció un Kicillof dando una fuerte pelea con los acreedores externos de la provincia, mientras que Fernández se mostraba abierto al diálogo. 

Ahora el Presidente y el Gobernador hablan a diario sobre dos ejes: el crecimiento de los casos de coronavirus en las zonas vulnerables y la renegociación de la deuda bonaerense. El ministro de Economía nacional, Martín Guzmán y su par provincial, Pablo López también se comunican todos los días por el avance con los bonistas.  

Kicillof también le suele escribir para invitarlo a distintas actividades a las que el Presidente se sube a último momento, como a la reapertura de la empresa automotriz Toyota en Tigre, visita que Fernández confirmó a última hora de la noche anterior a la recorrida. Con una agenda presidencial más improvisada que la de Kicillof, el Gobernador muchas veces debe cambiar la planificación de su día cuando le avisan que tiene que ir a Olivos o debe participar de un acto con el Presidente. No importa cuál sea la actividad, en su equipo saben que deben suspender cualquier reunión o evento si aparece un llamado de último momento del Presidente.

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En privado, Fernández debe conciliar posiciones con quienes llegan a su oficina con críticas al Gobernador, sobre todo, la de algunos intendentes que preferirían tener más juego en el gobierno provincial. “A Axel hay que ayudarlo”, responde el jefe de Estado cada vez que llega una queja. Al igual que el expresidente, Néstor Kirchner, Fernández recibe a los jefes distritales en Olivos y dialoga con ellos habitualmente. En cambio, los intendentes sólo llegan a la Gobernación para participar de actos oficiales.

El último encuentro en La Plata fue una muestra de lo alejado que se sienten los intendentes propios de su Gobierno. Allí no hubo previa en el despacho de Kicillof como les hubiese gustado: alcaldes peronistas y de Juntos por el Cambio debieron esperar más de una hora en el Salón Blanco la llegada del Presidente y del Gobernador. En el entorno de Kicillof aseguran que responden cada demanda de los municipios, pero prefiere mantenerse alejado de la “rosca política”, al igual que Cristina Kirchner durante su Presidencia. La Vicepresidenta recién comenzó a atender a los intendentes después de la derrota de 2015, cuando los convirtió en sus aliados para las futuras elecciones.

“En algunas cosas no pensamos igual”, reconoce Kicillof sobre el Presidente. Ahora se muestran alineados sobre la continuidad estricta de la cuarentena en el Área Metropolitana de Buenos Aires, pero al principio, el Gobernador dudaba sobre el inicio temprano del aislamiento por sus consecuencias económicas, medida a la que se alineó y hoy reconoce que gracias al decreto del 20 de marzo, se consiguieron salvar cientos de vidas.

Al igual que en la campaña, el jefe provincial, el Gobernador es quien más duro se muestra con la oposición. Dialoga con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y se sienta junto a él y al Presidente para anunciar la extensión del confinamiento, pero no tiene reparos en mostrarse crítico con la gestión de la Ciudad. Aunque durante la pandemia Alberto muestre su perfil más conciliador, Kicillof seguirá marcando las diferencias.  

RA/MC