Se va el primer mes del año, y la administración Kirchner continúa con su mezcla de tozudez, desidia y temeridad a la hora de gobernar. El manejo de las cuentas públicas es una prueba elocuente. Nuevamente, las ganancias y los adelantos transitorios del BCRA más las utilidades de la ANSES, le permitieron al Palacio de Hacienda cerrar 2010, mostrando números en azul.
Pero esos no son fondos del Tesoro. Esos recursos se los quitaron a todos los ciudadanos. Esos fondos le pertenecen a la sociedad y no al Tesoro. Esos fondos son el respaldo de los billetes que la sociedad tiene en sus bolsillos y en los bancos. Al mismo tiempo, los recursos de la seguridad social son el respaldo y la salud de millones de jubilados. Esta política de exacciones ilegales, tiene un costo. Mientras tanto, esta legión de personas que conforma el sector pasivo, pasa penurias cuando no carencias en la atención de la salud y hasta debe pagar con su vida por falta de recursos para una atención a tiempo o un diagnóstico precoz de una patología.
Sin embargo, en estos tiempos del "todo vale" del oficialismo y de un "silencio cómplice" de la oposición, la Argentina está metida en un callejón sin salida. Ya no alcanza con una supercosecha para superar los problemas acumulados por el despilfarro producido en esta primera década del siglo XXI que sumada a los '90, conforman el funeral de otra generación. Pero los números fríos son el fiel reflejo de la crítica situación económica, a pesar del clima festivo que se quiere pintar en esta temporada estival.
Las utilidades del BCRA ascendieron en 2010 a 21.247,4 millones de pesos, mientras que las ganancias de ANSES llegaron a 8.606,2 millones, totalizando recursos extraordinarios por 29.853,6 millones pesos. De no haber sido por estas detracciones, el resultado financiero hubiese arrojado un déficit cercano a los 27.000 millones de pesos, unos 6.750 millones de dólares que el gobierno tendría que haber salido a financiar en los mercados. Pero no. La administración Kirchner optó por gastarse las reservas, el ahorro y el respaldo de todos los argentinos.
El revés de la trama es que la Argentina vive aislada del mundo y ningún país ni grupo empresario la incluye en su agenda. Por caso, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, visitará por primera vez el Cono Sur y evitará la Argentina. Washington privilegia las relaciones con Brasilia y Santiago e ignora a Buenos Aires. Otro triunfo de la "diplomacia piquetera" cuya bandera enarbolaron los Kirchner.
Pero a poco que se profundice en las cuentas de diciembre, se colige que el operativo-despilfarro "Felices Fiestas", generó un déficit cercano a los 5.000 millones de pesos, unos 1.200 millones de dólares, sin contar, los giros del BCRA y la ANSES. El ministro de Economía, Amado Boudou y el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa defendieron la política oficial de contabilizar como recursos del Estado las utilidades del Banco Central y de la ANSES, con un argumento falaz. "Si el Banco Central tiene utilidades es por las buenas políticas aplicadas y si la ANSES tiene utilidades es por la buena inversión de los fondos de los trabajadores", dijeron casi a dúo.
Si algo le faltaba a Boudou para adornar su presentación fue el ejemplo argentino. El ministro sin inmutarse remarcó: "en todos los países del mundo" se utilizan los recursos extraordinarios del Estado para presentar los resultados de las cuentas públicas".(sic) ¿Alguien se imagina cuanto durarían en sus puestos Boudou y Pezoa, si tuviesen que enfrentar a sus accionistas en una asamblea y les dijeran que utilizaron los fondos de reserva para tapar el déficit de su gestión? En verdad, si esto llegara a ocurrir en todos los países del mundo como relata el ministro, el planeta estaría inmerso en un cataclismo.
Felizmente, el resto del mundo no sigue el ejemplo "K" y tiene una mirada bien distinta. El resto del mundo busca cerrar sus cuentas en equilibrio. Algunos países no lo logran debido a que deben atender un voluminoso gasto de la seguridad social para protección de su población más vulnerable. Pero ningún gobierno del mundo le quita fondos al sector pasivo para mantener grupos de choque, "patrias contratistas, financieras, industriales o las que sean y burocracias absolutamente ineficientes.
Si hay déficit tratan de controlarlo y en último caso, buscan financiarse en los mercados internacionales a tasas inusualmente bajísimas. Pero nunca "queman" sus ahorros o sus reservas. Es difícil precisar cuanto durará este clima de bonanza financiera internacional con dinero barato y precios de activos altísimos. Pero hay algo cierto, los ciclos económicos no son permanentes y la Argentina no está preparada para un cambio de este escenario. Estos son los resultados horrorosos del modelo. Un modelo que según palabras de la Presidenta, Néstor Kirchner es el padre de la criatura y ella, la madre...
(*) Agencia DYN