POLITICA
las pericias en los equipos del fiscal

Creen que el “virus espía” le llegó a Nisman a través de un correo electrónico

A los expertos les llamaron la atención los saltos temporales en la conexión de dispositivos a la computadora. Falta analizar si se se borraron datos.

Analisis. Se revisaron la notebook y el teléfono de NIsman.
| Cedoc Perfil

Desde el primer día, la pericia técnica de los equipos de comunicación del fiscal Alberto Nisman fue objeto de las más diversas especulaciones. PERFIL tuvo acceso al último informe remitido a la jueza Fabiana Palmaghini y a la fiscal Viviana Fein. En el documento, firmado por los peritos de la defensa y la querella, Marcelo Torok y Gustavo Presman, respectivamente, consta que observaron “irregularidades” en la computadora marca Samsung, que “se encontraba encendida en la escena del hecho”.

En primer lugar, determinaron que faltan registros en el visor de eventos de Windows. Les resultaron “llamativas” las numerosas interrupciones, con saltos temporales, que van de unos pocos minutos hasta más de 15 horas. Así aparece en el Team Viewer, un programa de acceso remoto que sería el que utilizaba Diego Lagomarsino para “el mantenimiento” de la computadora personal de Nisman.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Al mismo tiempo, los peritos destacaron las irregularidades con el registro de los dispositivos USB. A las 20.07 del 18 de enero se registró una conexión simultánea de 25 dispositivos USB. Fue interpretado como un error de Windows.

Los expertos hablan de otro “hallazgo relevante”: no hay registros de conexiones de dispositivos USB anteriores al 13 de enero de 2015. Esto es particularmente extraño ya que es habitual conectar dispositivos externos como pen drives, discos rígidos, cámaras y celulares, entre otros.

Sobre el “virus espía” activo en el celular Motorola XT626 de Nisman, los peritos explican que “este software malicioso sólo tiene efecto en computadoras” y deducen que “su existencia en el teléfono podría deberse a su recepción a través de un correo electrónico que llevaba como adjunto el virus “disfrazado”.

Los peritos recuperaron alguna información borrada pero les resultó extraña “la ausencia de registro de comunicaciones telefónicas y mensajes de texto”. “No existen registros de llamadas entrantes y salientes anteriores al 18 de enero de 2015 a las 13:46:45 ni hay registros de mensajes de texto anteriores al día 18 de enero de 2015 a las 09:51:42. En ambos casos, se trata de registro de comunicaciones entrantes”, detallan.

Tras el escándalo de las fotos difundidas por redes sociales que el fiscal tenía en su celular, la jueza Palmaghini decidió que el análisis informático pasara de las manos de la Policía Federal a las de los hombres de Cibercrimen de la Policía Metropolitana. Según pudo saber PERFIL, la decisión no cayó del todo bien en el equipo de la fiscal Viviana Fein, quienes se quejaron por lo bajo de las demoras. Más tarde, se dieron cruces entre la defensa del único imputado, Diego Lagomarsino, y la querella por los horarios de los ingresos de la notebook de la víctima. Tras varios tironeos, la pericia está por finalizar. Sólo resta analizan el router y el módem para determinar si a través de wi-fi se pudo ingresar a la computadora y borrar datos de forma remota.


Operaciones de vigilancia. Morgan Marquis-Boire, el experto informático canadiense que detectó el software espía en el teléfono de Alberto Nisman, sostuvo que no se trató de “un incidente aislado” porque “la persona o personas detrás del intento de monitorear (al fiscal fallecido) parecen haber realizado otras operaciones de espionaje”.

Así lo afirmó en un artículo publicado en The Intercept, el portal creado por Glenn Greenwald, autor de las revelaciones de Edward Snowden sobre el programa de vigilancia Prism y otros sistemas de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional. Marquis-Boire afirmó que el “virus” era el mismo que afectó las comunicaciones del periodista Jorge Lanata.