En un artículo publicado por El País de Madrid, el ensayista venezolano Moisés Naim, asociado experto del programa de Economía Internacional del Fondo Carnegie, un think tank global, analiza los detalles de una crisis silenciosa. Naim se refiere a un país donde:
–Cayó la actividad manufacturera por tercer mes consecutivo.
–La burbuja especulativa en la construcción está por estallar.
–Los precios caen.
–A las grandes empresas les cuesta conseguir financiación.
–La deuda de los gobiernos locales alcanzó un volumen del 27 por ciento del total de la economía y un 80 por ciento de su total es calificado como incobrable.
Cualquier lector desprevenido diría que ese país es Grecia. O Italia. O España, donde cerca de cien mil personas protestaron por los recortes educativos. No. Moisés Naim, en su artículo, habla de China.
No es Naim el único analista que sostiene que China presenta una alta probabilidad de sufrir en los próximos años una ralentización de su crecimiento: la inflación fue, durante la década pasada, del 2 por ciento anual y ahora es del 6,2 por ciento, con un índice superior si se toman en cuenta solo los alimentos.
Los trabajadores urbanos ganan tres veces mas que los campesinos, y el número de chinos que entra en la lista de los más ricos del mundo rompe récords cada año.
La corrupción se ha hecho más visible, y lo mismo sucede con los problemas ecológicos: según la Universidad de Tsinghua, sólo en 2010 hubo 180 mil protestas callejeras.
Argentina, mientras tanto, vive su ilusión blindada.
(*) Columnista de Libre.