La presidenta Cristina Fernández de Kirchner llegó hoy a la ciudad de Nueva York, lugar donde los fondos buitre obtuvieron la sentencia favorable que llevó a la Argentina al default. Proveniente del Vaticano, la mandataria no tardó mucho en demostrar que no se contagió de la conducta austera del papa Francisco y se hospedó en uno de los hoteles más lujosos del planeta.
Se trata del Mandarin Oriental, ubicado en el corazón de la ciudad. El gigante hotelero ofrece 202 suntuosas habitaciones y 46 suites con precios que arracan en los 700 dolares la noche. Todos lo destacan por su impresionante vista panorámica que abarca el Central Park, el río Hudson y todo el horizonte de Manhattan con sus rascacielos. Sin embargo, la mandataria no se perderá de habitación en habitación: ya se había hospedado ahí en sus anteriores visitas.
El Mandarin cuenta con la alta cocina del restaurante Asiate, uno de los más prestigiosos de Nueva York. Además de otros dos restaurantes de categoría. El hotel luce una exquisita decoración oriental, un lobby en el piso 35 con vista privilegiada. En sus anteriores estadías, la Presidenta se hospedó en la suite del piso 47 y aprovechó el amplio espacio para mantener reuniones con empresarios norteamericanos.
Allí, Cristina podrá disfrutar de un gimnasio de alto rendimiento, una piscina con un solarium y un Spa VIP y sesiones de Yoga Tailandés, además de tratamientos holísticos con ingredientes naturales. Unos 6.000 metros cuadrados están dedicados pura y exclusivamente a un salón sin columnas para reuniones y conferencias.