La presidenta Cristina Fernández asistió hoy bajo el sol de Paraguay a la misa que ofreció el papa Francisco y tras casi dos horas de celebración estrechó la mano del pontífice en el atrio y le regaló un cuadro.
La jefa de estado logró así su sexto encuentro, aunque breve, con el Papa a quien sorprendió al término de la misa en el parque Ñu Guasú con el obsequio de un recorte de un diario de más de cincuenta años cuando Juan XXIII rezó por la salud de Eva Perón.
Fernández arribó anoche a Asunción, la capital paraguaya, y se hospedó en un hotel céntrico, desde donde se trasladó esta mañana hacia el parque donde se montó la misa al aire libre.
Allí, desde las 10:30 y hasta minutos antes de las 13, siguió atentamente la misa bajo un sol implacable que la obligó a cubrirse con un abanico y con lentes ahumados.
La jefa de estado llevaba un vestido negro con una chaqueta corta color blanco y estaba acompañada por funcionarios de la cancillería y la escolta de seguridad paraguaya.