El de Mauricio Macri y Cristina Kirchner es, hoy, un matrimonio por conveniencia. La jefa de Estado eligió al jefe de Gobierno como su “enemigo”, desechando al resto de los opositores.
Macri no apoyó a ninguno de los rivales presidenciales (y difícilmente lo hará en octubre). Tampoco la criticó en la campaña local. CFK no se jugó por su candidato Daniel Filmus y no participó en ningun acto.
El resultado: los dos se felicitaron mutuamente. Primero ella a él por el ballottage porteño, donde el líder del PRO se impuso por 27 puntos de diferencia. Después él a ella por la abrumadora victoria en las primarias. Bajaron el tono de la confrontación e hicieron acuerdos subterráneos. Macri propondrá una oposición “light” e ideológica. El kirchnerismo recogerá el guante.