“¡Acá la Presidenta soy yo, carajo!”, gritó Cristina enfurecida. El eco de sus palabras resonaron el sábado 28 de junio en las paredes de Los Sauces, la residencia del matrimonio K en El Calafate. El enojo presidencial tenía un solo destinatario: Néstor Kirchner, su esposo y socio político.
Esta situación fue confirmada a Perfil, con todos los detalles del caso, por un testigo ocasional que pidió el resguardo de su nombre. Tres fuentes más, ajenas entre sí pero con el mismo poder de llegada al matrimonio, se animaron a confirmar que las peleas y discusiones entre las dos personalidades más poderosas del país se convirtieron en moneda corriente.
Hace siete días la relación entre el actual presidente del PJ y la presidenta de la Nación llegó a su punto de máxima tensión. La crisis que desató el conflicto con el campo desnudó una por una las diferencias entre Cristina y Néstor que, ahora, ya son difíciles de disimular. “Casi no se hablan y cuando lo hacen, Cristina explota”, aseguró a Perfil un funcionario K.
La nota completa en la edición impresa de hoy del diario Perfil.