La mayoría de las jurisdicciones educativas del país decidieron una suerte de "aquí no ha pasado nada" y enfocar una posible recuperación de clases durante el año lectivo actual, fundamentada exclusivamente en los 15 días del receso extendido por la Gripe A.
Los funcionarios educativos de las 24 jurisdicciones se ven "entre la espada y la pared" por varias razones para disponer una prolongada extensión del ciclo lectivo: los docentes, los padres, los alumnos.
Por un lado, sindicatos docentes de varias regiones, muchos de los que cumplieron huelgas, aseguraron que las demandas aún no están totalmente solucionadas y advirtieron que no iban a aceptar un pedido de ir a clases más allá de mediados de diciembre.
Por otro, muchos padres que planifican sus vacaciones se verían en problemas, mientras que los alumnos, los más afectados por los días que perdieron y que está comprobado que con toda la voluntad del mundo no se recuperan en su totalidad, no estaría bien visto que en algunas regiones de insoportables temperaturas de verano fueran a clase.
No hay que soslayar que siempre son los chicos los depositarios de las falencias de los adultos, se les pide siempre más y más esfuerzos, en casa, en Internet, en el aula, en las vacaciones, fuera del ciclo lectivo. Con la decisión de la mayoría de los ministros del independiente CFE, los casi dos meses de días de clases perdidos en Río Negro y Neuquén por las huelgas docentes que impidieron arrancar durante más de 40 días el ciclo lectivo, parecería que no existió.
En el plenario del Consejo Federal de Educación (CFE) del jueves pasado, cuando 21 de ellos dispusieron que no iban a extender las clases, y que los contenidos o Núcleos de Aprendizaje Prioritarios (NAP) aprobados por ese cuerpo del país se iban a recuperar en este segundo semestre del año, fue la muestra de ello. Sería interesante saber en cambio, qué estrategias van a desplegar en esos siete días adicionales de diciembre que agregarán únicamente los ministros de Educación de Río Negro, Catamarca y Corrientes, para ponerse al día con los contenidos perdidos.
Río Negro perdió más de 45 días lectivos por las huelgas docentes y a ello, habría que sumarles los 15 días adicionales del receso de invierno, mientras que Corrientes, 34 días también por paros.
Ambas provincias representan solo una porción del sistema educativo argentino que este año no alcanzará los 180 días de clases.
En este grupo estarían faltando algunas otras jurisdicciones como Neuquén, que tras la primera semana de clases en marzo, tuvo 40 días de inactividad escolar por huelgas; Entre Ríos con once días de paros y también Ciudad con unos 5 días de clases menos por conflictos.
Lo cierto que más allá de los tranquilizadores anuncios de que habrán actividades pedagógicas concretas, que se suprimirán feriados y festividades locales, actos escolares patrios y las llamadas "vacaciones de primavera", los funcionarios no son proclives a pedirles a los docentes un esfuerzo mayor ni tampoco a los alumnos más allá de mediados de diciembre.
Sin obviar las imprescindibles medidas de prevención para la Gripe A atinadamente adoptadas en escuelas y universidades a principios de julio y extendidas a fin de ese mes, lo cierto es que este año se perdieron muchos objetivos y contenidos por otros factores.
Y no sólo a conflictos docentes nos referimos, sino que también a feriados, festividades, jornadas y los imponderables como fenómenos climáticos, el último de ellos la inusitada nevada en Tierra del Fuego, que afectó la vuelta a clases.
Por estas múltiples razones, siguen siendo escasos los días de clases de este año lectivo que ya está a escasos meses de su fin.
(*) Agencia DYN