Lázaro Báez quedó detenido por la causa de la ruta del dinero K al llegar al aeropuerto de San Fernando, en medio de un fuerte operativo de seguridad. La medida la dispuso el juez Sebastián Casanello ya que consideró que existía riesgo de fuga.
Casanello aceleró el interrogatorio y adelantó dos semanas la fecha prevista inicialmente. Por otra parte, el sábado quedó detenido Ricardo Jaime acusado por los sobreprecios en la compra de trenes a España y Portugal. Todos estos fueron indicios de la detención que finalmente este martes se produjo.
El diario PERFIL publicó una nota el domingo último, en la que adelantaba el desenlace que ocurrió en relación al empresario de la construcción.
En las últimas semanas, el kirchnerismo dio muestras de soltarle la mano a Báez. Sus abogados se alejaron. La forma cómo se cerró el cerco en torno al empresario en la investigación por lavado de dinero lo empujó a romper el silencio y lanzó advertencias a sus costados. Dijo que podía explicar su patrimonio a diferencia de Ricardo Echegaray y Alicia Kirchner.
Durante las últimas semanas, Casanello recibió intensos mensajes de colegas y superiores a favor de la detención de Báez. La difusión del video del hijo del empresario, Martín Báez, contando plata en la financiera conocida como La Rosadita agregó combustión al contexto político, sostuvieron en la investigación de PERFIL.
Báez también fue citado el viernes a declarar como testigo en una causa por presunto enriquecimiento ilícito de quien fuera abogado de una de sus empresas constructoras: Echegaray.
En los tribunales de Comodoro Py se habla de “la necesidad de dar una respuesta orgánica e institucional” ante los casos de corrupción. PERFIL ya había adelantado la semana pasada el mensaje de los operadores judiciales del macrismo: el Gobierno quiere a Báez preso. Puede ser una realidad la semana próxima.