El anuncio del “joint statement” (comunicado conjunto) entre Argentina y Estados Unidos, paso previo a un tratado de libre comercio, desató un fuerte contrapunto entre la diplomacia nacional y la administración de Axel Kicillof. Luego de que funcionarios bonaerenses advirtieran sobre un impacto nocivo para la industria local, el embajador argentino en Washington, Alec Oxenford, salió al cruce y calificó esas críticas de infundadas. "No está muy bien la provincia de Buenos Aires y va a estar mejor. Se va a entender en detalle una vez que se firme el acuerdo", sentenció.
En diálogo con radio Mitre, Oxenford focalizó su defensa en las oportunidades que se abren para el sector agropecuario, un motor clave de la economía provincial. "Una de las áreas del contenido que ya son claras es el cambio en el acceso del mercado de carne argentina al mercado de Estados Unidos. Y eso afecta positivamente a la provincia de Buenos Aires. Es absurdo pensar que será negativo", argumentó el diplomático, refutando la idea de que el pacto "pega de lleno" en contra del distrito.

Aunque evitó dar confirmaciones oficiales, el embajador deslizó proyecciones para el sector ganadero, sugiriendo que las exportaciones podrían saltar de las 20.000 toneladas anuales actuales a unas 80.000. Para Oxenford, este dato es irrefutable: "La única provincia que en este momento podría decir con certeza absoluta que esto es positivo son las provincias productoras de carne, porque se menciona específicamente esto", subrayó.
Más allá de la disputa puntual, el representante argentino utilizó una metáfora deportiva para describir el estado de las negociaciones bilaterales. "Esto es como una maratón, y empezamos a correr para el lado correcto. No llegamos, falta mucho todavía", explicó. En ese sentido, enumeró las ventajas estructurales que, a su juicio, trae el entendimiento: el reconocimiento a las reformas de Milei, la baja recíproca de aranceles y la posibilidad de negociar cláusulas sobre acero y aluminio.

Oxenford defendió la lógica económica detrás del acercamiento a la potencia del norte, asegurando que redundará en "más exportaciones, más importaciones de bienes de capital y precios más bajos para los consumidores". Ante la consulta sobre por qué esto podría ser percibido como una mala noticia, el embajador apuntó contra la intencionalidad política de aquellos que se pronuncian en contra, sugiriendo que priorizan la disputa partidaria sobre el bienestar general.
"En Argentina, a veces la gente mezcla lo que le gustaría que pase con la realidad", reflexionó Oxenford sobre las críticas. Fue contundente al afirmar que "lo que le gustaría a muchos, tristemente, es que a Argentina le vaya mal porque no le gusta la administración que en este momento está manejando el país", cerrando así su defensa del acuerdo como una herramienta de crecimiento y clima de inversión.
La respuesta bonaerense: temor a un nuevo Pacto Roca-Runciman
La reacción de Oxenford responde directamente a las declaraciones de los ministros de Axel Kicillof, Augusto Costa (Producción) y Carlos Bianco (Gobierno), quienes apenas conocido el anuncio salieron a cuestionar sus efectos. Costa había advertido que, aunque el acuerdo es un marco general, "muestra una agenda muy clara de adónde quiere avanzar el Gobierno de Milei".
El titular de la cartera productiva bonaerense hizo hincapié en que la provincia aporta el 50% de los bienes industriales del país y que la competencia directa con Estados Unidos podría ser letal. "Este acuerdo pega de lleno en la provincia y se suma a toda esta política de ajuste y destrucción de empleo", sostuvo Costa, calificando el panorama como "muy preocupante" para las pymes y fábricas locales que no podrían competir en igualdad de condiciones.

Por su parte, Carlos Bianco elevó el tono de la crítica con una comparación histórica. A través de un extenso hilo en la red social X, el ministro de Gobierno sostuvo que se trata del "pacto económico-comercial más desigual y asimétrico firmado desde el Pacto Roca-Runciman".
Los cálculos presentados por Bianco para justificar su postura sostienen que el 90% de los beneficios serían para Estados Unidos y apenas un 10% para Argentina. A su vez, el funcionario señaló que el Gobierno de Javier Milei asumió 15 obligaciones concretas, mientras que la administración de Donald Trump solo se comprometió a dos, configurando un escenario de supuesta sumisión comercial.
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