Un factor a contemplar en las negociaciones entre la Argentina e Irán por la causa AMIA es cómo quedó el equilibrio de poder interno en la república islámica desde la asunción del presidente Hassan Rohani. El mandatario es un insider del régimen y mantiene un vínculo personal con el ayatolá Alí Jamenei, aunque eso no significa que tenga el apoyo de la elite político-religiosa. El destino del memorando dependerá de la capacidad de Rohani para persuadir a esos sectores sobre la conveniencia del acuerdo.
El Parlamento iraní es un buen medidor de las relaciones de fuerza. En las elecciones legislativas de 2012, el ex presidente Mahmoud Ahmadinejad, enfrentado con Jamenei, perdió la mayoría y hasta tuvo dificultades para aprobar el presupuesto. Meses atrás, fuentes diplomáticas iraníes dejaron trascender que ésa fue la razón por la que Ahmadinejad aprobó el memorando por decreto.
Esa mayoría en el Legislativo es la misma con la que Rohani debe gobernar ahora. Como ocurrió con Ahmadinejad hasta que rompió con el ayatolá, los grupos conservadores moderados que responden a Jamenei respaldarán a Rohani mientras él siga en sintonía con el líder supremo. Lo mismo ocurre con el Consejo de los Guardianes, instancia de poder decisiva. Al mismo tiempo, varios de los iraníes imputados por la Justicia argentina conservan posiciones de poder. El ex presidente Alí Rafsanjani fue el principal impulsor de la candidatura de Rohani. El ex canciller Alí Velayati es asesor de Jamenei para asuntos internacionales. Ahmad Vahidi dejó hace pocos meses su cargo como ministro de Defensa. Mohsen Rezai fue candidato presidencial y a él responde una numerosa bancada en el Parlamento.
“El cambio en Irán y la apertura que ofreció Rohani generan expectativas”, afirmaron en la Cancillería argentina. En Irán, no sólo manda el presidente