“Hoy podemos anunciar que la República Argentina empieza a fabricar celulares con 70 por ciento de integración nacional.” El anuncio de Guillermo Moreno no se produjo ayer: ocurrió hace ya más de tres años. El Gobierno puso 800 mil pesos para arrancar con el proyecto. El dinero se usó. Pero el “celular argento” o el “argenmóvil”, tal como se lo denominó en ese momento, nunca vio la luz.
El 26 de agosto de 2005, el entonces presidente Néstor Kirchner se reunió con el ministro de Planificación, Julio de Vido, y con empresarios argentinos. La idea era reactivar la industria de las telecomunicaciones que, según el oficialismo, había quedado destruida por las políticas neoliberales de los 90.
Para concretar la reactivación, el Ejecutivo quería fabricar el primer teléfono celular made in Argentina, que sería más barato que los importados, y permitiría crear fuentes de trabajo. Al finalizar el cónclave, Moreno, que entonces era secretario de Comunicaciones, ofreció una conferencia de prensa en la que anunció la construcción del teléfono móvil nacional.
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