Tras el voto negativo del vicepresidente Julio Cobos, el Gobierno debió dar marcha atrás en la suba de la alícuota de las retenciones, pero al mismo tiempo que anunció que dejaba sin efecto la resolución 125 mediante el derecto 1176, envió un claro mensaje de ninguneo al Senado.
En los considerandos, el Ejecutivo afirma que la resolución del conflicto por la vía legislativa "resulta imposible" y diferencia: "Si bien los diputados pudieron acordar un proyecto que logró una mayoría parlamentaria suficiente, en la Cámara de Senadores sólo pudieron empatar en singulares condiciones y sin ningún consenso politivo, generándose una virtual imposibilidad de decisión oportuna del tema".
Así las cosas, el Ejecutivo se encarga de marcar los tantos, ya que en Diputados la misión de dar media sanción sí fue cumplida y para el Gobierno "pudo arribar a una voluntad [de resolución] por mayoría absoluta".
En el párrafo siguiente, el decreto 1176 lanza un ataque directo al Parlamento: "Que así, con una de las Cámaras a favor de la ratificación de la medida con mayoría absoluta y, la otra en virtud de aquel desempate [el de Julio Cobos], rechazando esa medida, no se ha podido resolver la cuestión, toda vez que deja el trámite inconcluso y al Congreso sin manifestación".
En efecto, a diferencia de lo que afirma el decreto, el Congreso sí se manifestó y lo hizo en contra del proyecto de retenciones móviles a través del rechazo del Senado, la máxima autoridad parlamentaria y el órgano más federal del Poder Legislativo.