POLITICA
La mafia de los contenedores

El hombre fuerte de la Aduana K, complicado

Se llama Daniel Santanna y le dicen “Gato” porque siempre cae parado. Fue clave en la estructura de Ricardo Echegaray. Ahora pidieron su indagatoria por presunto contrabando.

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Santanna. Lo señalan como responsable de otorgar la cobertura para el contrabando de mercadería China. | Cedoc

Le dicen “Gato” porque siempre cae parado. Pero ayer, el ex hombre fuerte de la Aduana, Daniel Santanna, tuvo su primer traspié: la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) y la fiscal Gabriela Ruiz Morales pidieron que el ex subdirector general de Operaciones Aduaneras Metropolitanas sea indagado como cómplice de una organización dedicada al contrabando. Fue en el marco del expediente conocido como “la mafia de los contenedores”. Es lo más alto que la Justicia ha llegado en la estructura de poder que encabezó Ricardo Echegaray en esta causa.

Santanna era ojos, oídos y olfato de Echegaray en el puerto de Buenos Aires, punto neurálgico del comercio exterior y del contrabando. Por eso, la Procelac y la fiscal en lo Penal Económico lo apuntan como responsable de otorgar la cobertura para que la organización dedicada al contrabando de mercadería de China se manejara como pez en el agua.

Tras la salida de Echegaray, Santanna pidió licencia en su cargo y se refugió en el Senado, donde trabaja como asesor de Rodolfo Urtubey, hermano del gobernador de Salta.

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Debajo de Santanna, la Justicia también les apunta a otros dos ex funcionarios de la Aduana: ayer pidieron la indagatoria de Edgardo Rodolfo Paolucci, ex director interino de Aduanas Metropolitanas I, y del contador público Eduardo Alfredo Bernardi, ex director interino de Aduanas Metropolitanas II. Estos dos ya estaban siendo investigados por el juez Marcelo Aguinsky en la causa de la mafia de los contenedores.

La maniobra. En un escrito de 200 páginas, la Procelac describió detalles de la maniobra y pidió no sólo las indagatorias de estos tres ex funcionarios aduaneros sino de una veintena de empresarios y titulares de depósitos fiscales y de empresas importadoras. La investigación demuestra cómo entre 2014 y 2015 se montaron decenas de compañías fantasma a nombre de testaferros que conseguían permisos para importar mercancías de todo tipo desde China. Entre ellos, se encuentran tres miembros de la familia Paolantonio –Alejandro César, Miguel Fernando y Diego Raúl–, representantes de las sociedades truchas montadas para la operatoria.

A través de la falsificación de documentos y registros aduaneros, esas empresas fantasma ingresaban contenedores desde Asia declarando mercancías de bajo arancel aduanero (impuestos) por miles de kilos menos de lo real. Y pasaban. La cadena de control siempre fallaba.

La red incluía la participación de despachantes de Aduana, funcionarios públicos, dueños de depósitos fiscales, agentes de transporte: toda la cadena que permite el ingreso de importaciones. Un negociado de millones de dólares. Incluso mencionan al empresario Jorge Lambiris, amigo de Echegaray, y con quien el ex funcionario solía vacacionar.

Uno de los puntos fuertes de la red de contrabando eran los textiles y prendas confeccionadas, que incluso ingresaban al país con etiquetas que rezaban “Industria Argentina”. En otros casos, por ejemplo, declaraban “adornos de plástico” pero, en realidad, los contenedores traían cerámica. O declaraban “ganchos de plástico” y dentro del container había elementos de bazar, carteras y cables USB.

Santanna ingresó a la Aduana en 1981. Creció hasta llegar a manejar el área metropolitana (puerto de Buenos Aires). Según su última declaración jurada de bienes, de 2015, dejó su cargo en la Aduana con un patrimonio de más de 5,8 millones de pesos. Entre 2014 y 2015, incrementó su fortuna en un 85%.