Tener un candidato a gobernador competitivo para la Provincia de Buenos Aires es fundamental para cualquier aspirante a la Presidencia. La historia cuenta que Daniel Scioli hoy todavía se lamenta haber compartido boleta con Aníbal Fernández en 2015, y el triunfo de María Eugenia Vidal fue clave para la posterior victoria de Macri. A menos de 60 días para el cierre de listas de las Elecciones 2023, la preocupación se extiende a varios espacios de la oposición: ¿Quién puede competir contra Axel Kicillof?
Patricia Bullrich irá por la presidencia. Tiene tres precandidatos para la gobernación bonaerense, pero ninguno tiene el volumen esperado a esta altura del partido. Néstor Grindetti, Javier Iguacel y Joaquín de la Torre aspiran a instalarse en La Plata, pero la sombra de Cristian Ritondo está detrás.
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Es que si bien Ritondo por ahora es el candidato de María Eugenia Vidal, todo indica que Mariu se bajará de la pelea y le dará libertad de acción a su exministro de Seguridad bonaerense. Ni bien suceda, Bullrich podría encontrar a su candidato.
Aunque la pregunta sigue siendo la misma: ¿Llega Ritondo a ser competitivo frente a Diego Santilli, aspirante a la gobernación por parte de Horacio Rodríguez Larreta? El laboratorio PRO no termina allí. Hay quienes insisten que Santilli sea el candidato único y que tanto Larreta como Bullrich lo tengan en su boleta. Santilli apoya esa idea. Larreta no.
Un "tapado" en el PRO
Aparece, por otro lado, un nombre propio con más peso mediático que de votos: José Luis Espert. El economista logró entrar a Juntos por el Cambio, pero ahora la disputa es saber si le dejan ir a una PASO por la presidencia o deberá ir por la gobernación.
La disyuntiva es clave. ¿Por qué? Si bien la UCR y la Coalición Cívica le dieron la bienvenida y creen que debe jugar la interna presidencial (lo mismo quiere Larreta) el equipo de Bullrich exige que Espert vaya por la provincia de Buenos Aires. Consideran que Larreta está usando su alianza con el liberal para que le pelee votos duros a la exministra de Seguridad en provincia. "Lo meten para jodernos a nosotros. La jugada es clara", dicen. Por ahora no hay nada definido.
El candidato liberal
Javier Milei tiene un serio problema para encontrar una figura que tenga una performance aceptable en el distrito con más habitantes del país. El objetivo de mínima es que, aunque sea, no reste votos. El diputado liberal tiene un dilema extra, que es el financiamiento de una campaña costosa: la Provincia de Buenos Aires tiene 135 municipios. La cuenta se complica si se considera publicidad, boletas, presencia y despliegue.
Sin caja pública de donde obtener fondos, Milei busca candidatos que tengan recursos propios para para enfrentar al oficialismo (con recursos de sobra para una campaña) y al PRO. Las alternativas no abundan. Operadores suyos esperan que los alguno de los candidato de Bullrich (¿De La Torre?) termine jugando para ellos.
"No hay lugar para todos en Juntos. Tienen distintos sectores del PRO, lo que metan de Espert y ni hablar de los radicales. Cuando eso decante tendremos al nuestro". El exintendente de San Miguel demostró tener caja de sobra para enfrentar la recta final.
¿Puede ser Fernando Burlando el candidato de Milei? El mediático abogado no tendría problemas de recursos para "jugar". Tampoco lo afecta el problema del conocimiento. Pero sus primeros movimientos fueron erráticos y, por ahora, sigue instalándose aunque sin definiciones. Algunos sectores que lo tantearon para ver que exigía a cambio plantearon a PERFIL que la situación es más difícil de lo esperado.
El resto de los espacios
Juan Schiaretti también se lanzó. Dijo que será candidato a Presidente por la lista alternativa a los dos grandes espacios. Ni bien se metió en la pelea la siguiente pregunta fue a quien pondría en Buenos Aires. Suenan aliados: Florencio Randazzo y Graciela Camaño. Los dos están en la Cámara de Diputados e insisten con que el peronismo representativo sea este y no uno conducido por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Randazzo ya lo intentó en 2017 cuando la enfrentó por un lugar en el Senado y perdió por escándalo. En ese entonces, su jefe de campaña era Alberto Fernández. Otos tiempos.
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