Aunque Ernesto Sanz ya le había asegurado una victoria para el acuerdo UCR-PRO, en el macrismo siguieron ayer con detenimiento lo que ocurría en la Convención Radical. En las últimas semanas, el PRO negoció un esquema de alianza con dos puntos centrales: en primer lugar, que Macri compita con un candidato a presidente de la UCR en las PASO de agosto. Cada uno con su vice y manteniendo su identidad partidaria. En segundo lugar, buscar unificar listas a diputados nacionales en las provincias donde haya acuerdo y, si no, avalar una primaria de legisladores.
En la hipótesis de que el jefe de Gobierno sea electo presidente, el compromiso verbal entre macristas y radicales fue que habrá un gobierno de coalición. En ese marco, Macri ya adelantó que pondrá “a los mejores” de otras fuerzas, incluido el peronismo. Aunque, en voz baja, es vox populi entre funcionarios porteños que habrá tres áreas, al menos, que dependerán del acuerdo con la UCR: Cancillería, el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Lugares donde el radicalismo posee expertos con años de experiencia en gestión. “Dependerá de los nombres, pero está claro que vamos a acuerdos de gobernabilidad”, explicó a PERFIL uno de los armadores políticos del PRO. Mientras tanto, al menos en seis provincias ya hay acuerdo PRO-UCR y en otras ocho se encaminan en el mismo sentido en las próximas semanas.