La decisión se terminó de cocinar ayer domingo. El presidente lo llamó por teléfono mientras manejaba de regreso de Paraná. Y en una breve charla, a los pocos minutos de que Diego Santilli le respondiera afirmativamente a la propuesta de ocupar el ministerio del Interior, Javier Milei decidió comunicarlo públicamente por sus redes sociales ayer cerca de las 18 horas. Ese mismo día le dijo que vaya a visitarlo a la residencia de Olivos y allí se fotografiaron juntos.
La noticia sacudió al círculo político y, sobre todo, al ecosistema bonaerense, donde Santilli había vuelto a encontrar su centro de gravedad junto a Cristian Ritondo y Guillermo Montenegro, con quienes había comenzado a preparar, tras la victoria en las elecciones nacionales, un plan para posicionarlo como candidato a suceder a Axel Kicillof.
Desde ayer, Santilli durmió poco. Su celular explotó de mensajes de Whatsapp y en las redes sociales los dirigentes libertarios y del PRO también estallaron en elogios de todo tipo. Atendió a varios de sus amigos y colaboradores, a un puñado de periodistas y a varios legisladores.
Tras su visita a Olivos fue a descansar a su casa con su familia mientras no paraba de atender llamados y contestar mensajes de chat. Ya estaba convocado para hoy a las 9.30 de la mañana a su primera reunión de gabinete.
Fue recibido con saludos efusivos y abrazos: a muchos los conocía hace años del PRO y con otros ya había tenido buen vínculo como diputado, pero sobre todo como candidato y armador político. Acaso como una señal de trabajo conjunto en la foto que se divulgó, aparece al lado del asesor presidencial, Santiago Caputo, quien dio su aval para el nombramiento.

El desembarco tiene un objetivo tan claro como ambicioso: garantizar los acuerdos legislativos y territoriales que necesita la Casa Rosada para avanzar con su paquete de reformas.
En ese marco, Santilli no llega como un técnico, sino como un operador político con décadas de vínculos transversales. Su amistad de treinta y cinco años con Ritondo —hoy el interlocutor más sólido entre los aliados que Milei tiene en la Cámara baja— y su afinidad con Eduardo “Lule” y Martín Menem le otorgan una llave de acceso privilegiada para sellar esos acuerdos.
De todas formas, en el entorno del “Colorado” nadie esperaba semejante ofrecimiento. El propio Santilli no tenía en mente ser ministro. Su horizonte, hasta hace días, estaba enfocado en 2026: junto a Ritondo y Montenegro buscaba consolidar el trío que, desde la Provincia, comenzara a proyectar la carrera hacia la Gobernación bonaerense. Pero el escenario cambió.
Desde mediados de 2024, y en silencio, había comenzado a tejer un diálogo intermitente con Karina Milei primero a través de intermediarios y luego de manera personal. Paralelamente, su sintonía con “Lule” Menem se fue profundizando en el marco del armado electoral bonaerense primero, y nacional después.
Aunque el canal principal entre el Gobierno y el PRO para sacar leyes siempre fue Ritondo, el rol de Santilli durante la campaña —particularmente tras la crisis por el caso José Luis Espert— lo reposicionó ante los ojos del Presidente.

El domingo electoral, en el búnker libertario, Milei lo abrazó, lo felicitó y lo invitó a pelear por la Provincia en 2027. “Tuteame”, le dijo el jefe de Estado cuando el diputado nacional lo saludó con el formal “usted”.
Su llegada no inquieta al núcleo duro libertario. Santiago Caputo, cerebro de la estrategia presidencial, mantiene una relación personal excelente con Santilli. No es casual: uno de los socios fundadores del Move Group, Rodrigo Lugones, fue asesor del Colorado desde sus tiempos en la Legislatura porteña, allá por 2005. Por eso, en Balcarce 50 se interpreta el nombramiento como una apuesta a ampliar la base política sin fracturar el ADN libertario.
El desafío inmediato será reconfigurar el ministerio que dejó Lisandro Catalán y volverlo un centro de articulación federal. Santilli conoce el paño y tiene cintura para dialogar con gobernadores de todos los signos. En especial los peronistas: a muchos los conoce desde pequeños.
Una de las sorpresas que se llevó en estas horas el flamante ministro fue el apoyo contundente que le dio Mauricio Macri. Hace tiempo que la relación venía siendo distante. Y en esta designación el expresidente no tuvo nada que ver. Sin embargo, por Twitter el expresidente lo felicitó: “Es una incorporación muy positiva para el Gobierno. Como dirigente del PRO de gran experiencia, confío en que, en este momento clave, podrá articular con los gobernadores la implementación de las reformas que necesitamos. Esta es una gran oportunidad”.