Oscar Ojea, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), eligió a PERFIL para dar su primera entrevista a un medio laico. El domingo, tras el revuelo que causó la misa del Frente Sindical en Luján hace una semana, recibió a este diario en su despacho detrás de la catedral de San Isidro y aclaró: “Muchas veces he dicho que los obispos somos pastores, no somos ni políticos, ni sindicalistas ni empresarios”.
—¿Por qué Lugones recibió a Hugo Moyano al día siguiente que un fiscal pidió detener a su hijo, Pablo?
—La Comisión Episcopal está dialogando en estos momentos con la UIA, con sectores del cooperativismo y las pymes. Recibe a todos los que le piden audiencia. Hugo Moyano había pedido audiencia y el obispo lo recibió el día siguiente de esa manifestación del señor Moyano, que es pública. Recibimos a todos. Esto no significa validar el pensamiento de toda la gente que recibimos. Ni tampoco aprobar todas las conductas. La tarea nuestra es escuchar para promover el verdadero diálogo entre los argentinos. Estamos en una situación muy difícil, dominados por el pensamiento emocional. Creemos que ningún conflicto se puede resolver en el mismo nivel de conciencia en el que se generó. Hay que ser muy creativo, saltar por arriba o por los costados, para poder descubrir qué es lo que nos puede unir más.
—Pero los encuentros se prestan a interpretaciones…
—Sucede que, cuando recibimos a todos, pueden generarse usos de esas entrevistas de todo tipo. Y también libres interpretaciones o lecturas, de la prensa o la opinión pública. Le doy un ejemplo: en un programa de televisión, al día siguiente de que monseñor Lugones recibiera a Moyano, se mantuvo en imagen una foto del Santo Padre con Pablo Moyano, que era de 2015, haciendo aparecer al papa Francisco como promotor de ese encuentro para incidir en un fallo judicial. Realmente me parece algo pobrísimo.
—¿Francisco sabía que recibirían a Moyano?
—El Papa no tiene informes diarios sobre lo que hacemos en la Conferencia Episcopal, porque no tiene tiempo. No tengo la menor idea si el Papa estaba informado de esta entrevista. Y quiero desmentir absolutamente que el Santo Padre esté manejando cosas de este tipo. Somos nosotros los que vemos cuál es el camino que facilita la promoción del diálogo.
—¿Cómo se decidió la misa del Frente Sindical en Luján?
—El Frente Sindical y el gremio de Smata pidieron la celebración de una misa y una oración ecuménica por “la paz, el pan y el trabajo”. La Virgen del Luján recibe anualmente a millones de argentinos. El 7 de octubre tuvimos una peregrinación juvenil impresionante y, seguramente, la gente que fue pertenece a todos los sectores ideológicos del país. Porque la Virgen recibe a todos. ¿Cómo un arzobispo de Mercedes Luján se va a negar a hacer una misa por pan, paz y trabajo?
—¿Y lo consultó a la hora no solo de decidir hacer la misa sino de oficiarla él mismo?
—El no me consultó. No tenía por qué hacerlo, pero apoyo plenamente la actitud pastoral de monseñor Agustín Radrizzani. Pediría que se leyera el texto de su homilía, porque expresa lo que dice el magisterio de la Iglesia acerca de algunas cuestiones conflictivas del orden social que podemos estar viviendo. Se ha celebrado una misa, con una enorme cantidad de gente. La pidió el Smata y luego tuvo el apoyo de muchos gremios, incluso el de Moyano, aunque varios medios hacen aparecer a Moyano como el centro de toda la situación. En esa misa hubo solo banderas argentinas en un verdadero clima religioso. Es natural celebrar una misa para aquel que la pide. Y más viniendo del mundo del trabajo, en un momento muy difícil para muchos hogares argentinos, donde el deterioro del salario es plausible y nosotros vemos que estamos en una recesión bastante importante.
—Pero causó enojos…
—Estamos dominados por el pensamiento emocional, tenemos que buscar la manera de salir de estos pensamientos que no están basados tanto en la razón, sino en situaciones históricas, en viejos rencores; sentimientos que vuelven a reverdecer, cada vez que planteamos este conflicto. Tenemos que encontrar alguna manera de salir de esto, por abajo o por el costado, para poder dialogar. Los actos de las personas están juzgados por Dios, y también por la Justicia. No estamos acá tomando un partido o aprobando conductas. Si a un sacerdote le piden una misa por “pan, paz y trabajo”, debe acomodarse y celebrarla.