Aunque de ninguna manera la elección del domingo representa un trámite para el macrismo, la fe que reina cerca del candidato de Cambiemos en torno a los resultados del comicio hace que las preocupaciones ya estén proyectadas para más allá del 10 de diciembre. Una de ellas tiene que ver con la herencia en recursos humanos, en especial por las designaciones de última hora. Sobre esta materia, el propio Mauricio Macri ordenó trabajar desde lo legal para determinar el modo de desactivarlas y que no representen un agujero en la futura administración.
El kirchnerismo ha sumado al Estado en el último año 15 mil nuevos empleados. Y a través del Boletín Oficial se autorizó desde noviembre de 2014 el llamado a concurso para cubrir otras 8.800 vacantes de planta permanente. Andrés Ibarra, ministro de Modernización porteño, es quien está a cargo de la tarea de estudiar los nombramientos y revisar el estado de los expedientes.
“Mientras cumplan con su trabajo, no tenemos problemas con que sean militantes de La Cámpora. Lo que no vamos a tolerar es que nos llenen la administración de personal ocioso”, comentaron desde el PRO. Las contrataciones pueden ser transitorias o de planta permanente. En el primer caso, no hay impedimentos para interrumpir el contrato en caso de considerar que en una dependencia haya personas de más. Pero los vínculos más difíciles de romper son con los empleados de planta: en este caso, una eventual administración de Macri debería esperar seis meses para realizar una evaluación de desempeño para determinar su continuidad, según explicaron.
Las carteras que más expedientes han abierto para incorporar personal de planta son el Ministerio de Trabajo (1.820), Educación (1.295), Economía (1.035), Cancillería (1.017) y Salud (956), muchos de ellos, presumen en el PRO, vinculados a La Cámpora y prácticamente sin tareas asignadas, lo que indicaría que han sido incorporados al final del ciclo K con el propósito de mantener una fuente laboral.
Los cambios estructurales que planean en los distintos ministerios implicarán una inexorable negociación con los gremios. Por caso, Macri se reunió en varias oportunidades con Andrés Rodríguez, de UPCN. La idea es evaluar “caso por caso” e identificar aquellas áreas que funcionen como “aguantaderos”. Si bien la discusión será dura, en el macrismo apuestan a conseguir el visto bueno de los gremios estatales