POLITICA
El hijo presidencial

Florencia ayudó en La Plata pero Máximo sigue recluido

Hace tres meses que no deja Río Gallegos, donde vive con su novia, y ni votó en la interna del PJ. Un sector lo sindica como operador. Otros, que es sobreestimado. Florencia, voluntaria en La Plata.

Archivo. El hijo de Cristina pasea, con su hermana y su novia, actualmente embarazada.
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Su silencio y su bajo perfil -no aparece en público casi nunca y apenas se conoce su voz- lo convirtieron en un mito. Por eso, algunos le atribuyen los dones de su padre Néstor como estratega político, mientras que otros lo comparan con un adolescente que se la pasa jugando a la Play Station. Quizás ninguna de las dos cosas sean ciertas.

La única certeza es que Máximo Kirchner, el primogénito presidencial, está recluido en su casa de Río Gallegos desde hace más de tres meses. Mientras que Florencia, según dijo La Cámpora -aunque no mostró fotos- estuvo trabajando en la asistencia social para los inundados.

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El vive junto a su novia, Rocío García, que está embarazada de 28 semanas, en la misma vivienda que ocuparon sus padres cuando llegaron a Santa Cruz, a finales de la década del ‘70. La propiedad es modesta pero muy amplia: ocupa casi el largo de una cuadra, por una refacción que pidió Máximo.

El mito confunde a los funcionarios del gabinete. Los miembros de la mesa chica de La Cámpora, agrupación que se supone dirige, invocan su nombre para conseguir contratos o cargos en el Poder Ejecutivo y el Legislativo. Como él nunca lo desmintió, el poder que ejerce en los hechos es real. Desde el sur, recibe y hace llamadas para que sus amigos de la agrupación ocupen cargos en el Gobierno o se sienten en alguna banca del Congreso.
Su rol ambiguo al frente de La Cámpora hace que no se sepa, a ciencia cierta, si fue el padre de la derrota frente al gobernador díscolo, Daniel Peralta, en las internas del PJ, porque no se conoce cuáles fueron sus mandatos para la ocasión. “Hablé con Máximo”, son tres palabras que suelen ir acompañadas por una orden que se cumple por el temor que genera la figura del hijo de Cristina Kirchner. Pero ocurrió en los hechos que dos miembros de la mesa chica de la agrupación invocaron su nombre para dos órdenes contrapuestas en el PJ porteño. ¿Es un estratega o sólo se limita a dar consejos y pedir cargos?

A Máximo le atribuyen una maniobra “golpista”, ejecutada en diciembre de 2011, cuando ante un intento de Peralta de imponer un ajuste económico, La Cámpora le vació el gabinete y le puso la Legislatura en contra. Hubo manifestaciones y represión. Peralta sobrevivió. Y el hijo de la Presidenta quedó mal posicionado. Algo similar sucedió en la provincia de Buenos Aires, cuando los camporistas que militan bajo su mando le hicieron pedidos de informes al gobernador Daniel Scioli y lo atacaron por su relación con el juego y la cantidad de dinero que gasta en publicidad.

Aunque algunos fantasean con que sea candidato, él hace todo lo posible para no serlo. Su voz se conoció recién en la película sobre Néstor Kirchner: nunca antes había hablado para el público. En privado, cuando se junta con algún dirigente de La Cámpora, suele tener gestos que lo asemejan a su padre: los chicanea por la marca de ropa que utilizan o les habla mal de sus jefes. Incluso más, hace gala de tener información reservada de los personajes con los que se encuentra. Lo hizo con un concejal de un distrito del Conurbano, al que recibió y le dijo, en alusión al intendente, “ese es un ladrón”. “Intenta ayudar a su madre”, dice un alto funcionario del Gobierno. Será por eso que está entre los tres interlocutores que más frecuenta a CFK.