Los Newman boys aprovecharon la coyuntura para relegar a su adversario en la interna de gobierno: Daniel “el Tano” Angelici. La incorporación de Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti a la Corte Suprema, promovida originalmente por el asesor presidencial Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, fue vivida como un gol propio por el equipo de ex compañeros del colegio de Mauricio Macri. El Lopezgate a su vez le sirvió a ese grupo para reivindicar a Elisa Carrió, aliada táctica y archienemiga de Angelici. Como resultado de todas esas intrigas, Macri le puso un freno al ascenso de El Tano como operador judicial.
Si bien Angelici picó en punta en el arte de influir sobre jueces y fiscales en nombre del PRO, rápidamente se ganó algunas enemistades dentro del Gobierno.
Apenas asumió el macrismo, el presidente de Boca aceitó su sociedad con el abogado radical y número dos de la ex SIDE en tiempos de la Alianza, Darío Richarte. Juntos empezaron a tallar sobre la Justicia, la ex SIDE y también sobre la alborotada AFA, donde entró como veedor el richartista Sergio Brodsky.
El fuego amigo contra Angelici lo encarnó el ministro de Justicia Germán Garavano, en yunta inorgánica con los “Newman boys”, encabezados por José Torello, uno de los mejores amigos de Macri, ex compañero del colegio Cardenal Newman y asesor con oficina propia en la Rosada. El grupo lo completan Pablo Clusellas –el reemplazo de Carlos Zannini en la Secretaría de Legal y Técnica–, Mauricio Devoto –ex escribano general porteño– y Rodríguez Simón.
La principal aliada de este colectivo es Carrió, quien bombardea diariamente, tilda de monje negro y hasta empezó una causa judicial contra Angelici. Carrió tiene un trato amigable con Torello, Rodríguez Simón y hasta con el funcionario Mario Quintana, mano derecha de Marcos Peña. A partir de esas relaciones, Lilita se convirtió en una especie de paloma mensajera muchas veces desbocada. O al menos así lo cree Angelici, quien protestó directamente contra los que le dan letra: “La respeto a la doctora. Ella tendrá gente que le pasa informaciones, a veces malintencionada, y a lo mejor sin chequear las cosas sale a acusar”.
Pese a sus quejas, los dardos de Carrió golpearon a Angelici, al punto que Macri bajó línea interna para que ningún funcionario trabaje de operador judicial. En la práctica, fue una orden contraria a las ambiciones de Angelici. “Lilita nos equilibra. Fue la primera en denunciar lo de José López. Es positiva: suma mucho más de lo que resta”, dice uno de los Newman boys.
En su semana de máximo agrande, los integrantes de ese grupo se atribuyen el mérito haber sumado a Rosenkrantz y a Rosatti a la Corte. Y ni siquiera reconocen como un error haberlos designado en comisión, truco ideado por Rodríguez Simón para saltearse al Senado. El objetivo de Pepín era dar un gesto de autoridad: Macri no es De la Rúa. Aunque el Gobierno tuvo que dar marcha atrás, el macrismo consiguió amplia mayoría en el Senado.
Ahora, la presencia de los jueces le restará poder a otro de los rivales de Carrió (y un poco de los Newman boys): Ricardo Lorenzetti.