Un día después de anunciar los aumentos de la luz y el gas para el 2019, Javier Iguacel formalizó su salida del Gobierno. Su decisión no tomó por sorpresa a la plana mayor de Cambiemos que desde hace varios meses ya no lo veía con simpatía. No solo por su pésima relación con el ministro Nicolás Dujovne y el titular de YPF Miguel Angel Gutiérrez, sino también por las duras críticas a su gestión al frente de la Secretaría de Energía.
Desde Casa Rosada deslizan que "estaba desgastado" y que los contrapuntos con Dujovne, por la falta de coordinación eran cotidianos. Incluso aseguran que el titular de Hacienda llegó a darle un ultimátum Mauricio Macri: "O se ordena esto, o se va". Las intermediaciones de Gustavo Lopetegui (su reemplazante) y del presidente eran habituales.
El malestar entre el ministro y el secretario tuvo su punto más álgido a comienzos de octubre cuando el ahora exsecretario de Energía anunció una fallida suba retroactiva, extraordinaria y en cuotas de la tarifa de gas, que cosechó rechazo tanto adentro como afuera del Gobierno. Dujovne no estaba al tanto de esa resolución y tampoco lo sabía gran parte del gabinete nacional. Un mes después, el ministro de Hacienda le sacó de su órbita toda el área legal de su secretaría: nada podía firmarse sin su aprobación. Desde ese momento, su relación no logró remontar.
Qué dice el comunicado oficial de la renuncia de Javier Iguacel
En el interior de Cambiemos, Iguacel tampoco contaba con grandes apoyos. Según relatan los más cercanos "se había peleado con todas las áreas". La bronca con Iguacel ya era un denominador común por los pasillos de Balcarce 50, y no faltaban los que desde hace tiempo pedían en broma -o no tanto-, la vuelta de Aranguren.
Sus días como ministro, antes de ser relegado a secretario, duraron algo menos de tres meses. Cuando asumió al frente de la cartera a mediados del mes de junio lo definieron como "una persona brillante". El ex titular de Vialidad había dado su salto a la "fama" cuando denunció las irregularidades que había encontrado en las obras viales adjudicadas por el kirchnerismo al empresarios patagónico Lázaro Báez. Por esa causa Cristina Kirchner irá a juicio en febrero de 2019.
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Sin embargo, una vez adentro del gabinete no pudo hacer muchos amigos. Su guerra interna con los directivos de YPF ya era conocida por todos e incluso llegó a oídos de Macri. Desde la petrolera estatal lo acusaban de complicar las inversiones mientras Iguacel despotricó siempre que pudo contra el titular de la compañía, Miguel Angel Gutiérrez.
Un error del que Javier Iguacel nunca pudo reponerse
El secretario saliente fue, además, uno de los funcionarios que peor reaccionó cuando perdió su rango de ministro. Tras enterarse de los cambios, se enojó y pidió, específicamente, no quedar debajo de quien lo llevó al gabinete: Guillermo Dietrich (Transporte). Desesperado por ser una figura, dejó de lado su bronca cuando le propusieron ir con Dujovne ya que, imaginó, podría tener más visibilidad que con Dietrich.
Ya en ese momento, el pedido expreso tanto de Macri como del jefe de Gabinete, Marcos Peña fue que los exministros, devenidos en secretarios, se quedaran por lo menos hasta fin de año para que la transición fuera ordenada. "Se les pidió que aguanten a muchos de ellos", dijo a PERFIL en ese momento una fuente oficial.
Al parecer, Iguacel aguantó hasta el último día hábil del año y antes de irse cumplió con un pedido final que lo termino de liquidar: anunció los aumentos y se fue.