Después de un verdadero miércoles negro para el Gobierno marcado por las derrotas legislativas, Javier Milei se mete de lleno en la campaña electoral con vistas a la elección del 26 de octubre. Este mediodía, en la residencia de Olivos, el Presidente encabezará una foto con los primeros candidatos de La Libertad Avanza de todo el país, gesto pensado como el punto de partida formal del camino a octubre.
El movimiento no es casual: la Casa Rosada entiende que, con el frente parlamentario cada vez más adverso, la iniciativa política debe recuperarse en el terreno electoral.
Milei perdió la calle dominado por una interna de marginales
En el diseño de la campaña, la apuesta central es que el propio Milei sea la cara visible en todo momento. En la intimidad libertaria reconocen que al igual a lo que sucedía en la campaña 2023 sus candidatos no son competitivos en los principales distritos electorales y, por lo tanto, la figura presidencial aparece como el único motor capaz de traccionar votos. Milei mide bien pero sus candidatos, no. La apuesta es mostrar un Milei más cercano a la gente, “moderado”, sin gritos, insultos ni estridencias.
A la tarde, en paralelo, Milei reunirá a la mesa bonaerense de su espacio, con la intención de ordenar la estrategia en el distrito más grande y decisivo de la Argentina. El objetivo es doble: apuntalar la campaña local y evitar tensiones entre dirigentes que disputan espacios de poder en el conurbano.
El mandatario también prepara una serie de viajes al interior, con escalas en provincias clave donde el oficialismo busca retener apoyos y mejorar su desempeño. Será un test para medir cuánto respaldo conserva después de los traspiés legislativos y de las tensiones con gobernadores que, tras los vetos presidenciales, se alejaron aún más del Ejecutivo.
Interna libertaria: ¿los últimos cartuchos de Santiago Caputo en el poder?
La foto en Olivos busca transmitir cohesión y confianza, pero las dudas persisten. En la intimidad del círculo presidencial, reconocen que la volatilidad económica sigue siendo un gran factor de riesgo. La atención vuelve una y otra vez al dólar: mientras el Gobierno intenta dar señales de control, en el mercado crecen las especulaciones sobre una nueva corrida y sobre la capacidad de sostener el esquema cambiario en un escenario de creciente presión política y social.
Así, Milei encara la campaña con un doble desafío: recuperar la iniciativa tras las derrotas en el Congreso y convencer a la sociedad de que aún tiene el timón firme en la economía. Entre la épica libertaria y la incertidumbre cambiaria, el Presidente vuelve al territorio que mejor conoce: la arena electoral, donde intentará transformar la debilidad parlamentaria en capital político frente a las urnas. La pregunta es si está a tiempo para seducir a los votantes anti kirchneristas que no lo acompañanron en la provincia de Buenos Aires el 7 de septiembre.
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