Tras los incidentes registrados ayer en la Embajada del Reino Unido en Buenos Aires, el juez de Garantías de La Plata César Melazo aseguró que "dan ganas" de "romperle la cara" a los militantes de Quebracho.
"Da asco que la Policía y la Justicia no hayan actuado hasta el día de hoy", se quejó el magistrado, quien agregó:"Hay una directiva creada, generalizada, de dejar la protesta y de no reprimirla para que cause un mal mayor".
Ayer, mientras se registraban los incidentes, Melazo escribió en su cuenta de Twitter dos mensajes. En el primero indicó:"Los quebrachos son grandes cagones". En el segundó, apuntaó: "K ganas de romperle la cara a los quebrachitos" (sic).
Esta mañana, consultado por Radio Vorterix, Melazo ratificó sus dichos, aunque aseguró que lo hizo "como un ciudadano común, como un argentino más, y no puntualmente de una causa" en su función de juez.
"No me arrepiento", sostuvo y agregó que dan ganas "de darle unas trompadas" a los militantes que causaron los desmanes.
"Daba mucha bronca que en un día de memoria, de dolor, de reivindicación en todas las movilizaciones que fueron pacíficas (por los 30 años de la guerra de Malvinas) que un grupo de delincuentes rompan y agredan y cometan delitos", argumentó.
Respecto de los activistas de Quebracho, dijo: "Tuvimos un par de causas en La Plata y siempre se han destacado por este tipo de actividades, de romper y esconderse, con actos de violencia y de piedrazos". Puntualizó que "ayer han roto puestos de diarios, de trabajadores, esto es injustificable".
Por eso, los calificó de "inadaptados y delincuentes" y consideró que "no debe permitírseles ensuciar a un país en un día como el de ayer". "No piensen que los jueces no son humanos", remarcó y advirtió que él habría tomado medidas "si hubiera estado de turno".
La marcha. Al cumplirse 30 años del comienzo de la guerra de Malvinas, ayer tuvo lugar una protesta frente a la Embajada británica, en Luis Agote al 2400 del barrio porteño de Recoleta, que terminó en incidentes y en una refriega con policías que custodiaban la representación diplomática.
El epicentro del enfrentamiento fue en Pueyrredón y Guido, donde militantes del maoísta Partido Comunista Revolucionario (PCR) y de la Corriente Estudiantil Popular y Antiimperialista (CEPA) arrojaron a la Policía bombas incendiarias, piedras, palos y tuercas y proyectiles de acero con "gomeras" preparadas.
Tras los destrozos, Reino Unido condenó la violencia y calificó la protesta de "acto criminal".
