La irrupción de Diego Lagomarsino en la vida pública generó un fuerte revuelo en la pequeña ciudad de Colón, en el norte de la provincia de Buenos Aires, lugar de nacimiento de su mujer, María José López, donde viajaban frecuentemente. Sus allegados lo describen como una persona divertida y de excelente trato. Lo mismo ocurre con los comerciantes, que recuerdan por estos días cada contacto que tuvieron con él.
También cuentan que en la intimidad era un acérrimo antikirchnerista. Incluso, se distanció de alguna amistad por ese motivo. Su esposa fue, según afirmó su abogado, Maximiliano Rusconi, el contacto para garantizarle esta representación legal, que está muy lejos de sus capacidades económicas.
La hermana de María José es abogada, y muchos creen que fue ella quien realizó el puente, otros abrigan dudas porque Rusconi no se adapta al perfil de un letrado dispuesto a trabajar “pro bono público” –literalmente, por el bien público, expresión que designa a los abogados que aceptan no cobrar por su trabajo–.
La noticia de la intervención de Lagomarsino en el caso Nisman motivó una fuerte pelea con su pareja, una contadora que figura en la AFIP como monotributista desde 2011. Realizaba trabajos de auditoría para distintas empresas y hoy presta servicios a una importante empresa de alarmas. Sus allegados afirman que la pareja pasó el fin de semana pasado en Colón y que ella ha decidido recluirse para preservar a sus hijos. Mientras Lagomarsino decidió mantener activas todas sus cuentas en redes sociales, María José decidió borrar su cuenta de Facebook y rehuir cualquier contacto. De hecho, ambos pidieron a sus amigos cuando estalló el caso que no llamaran a ningún integrante de la familiar. “Están todos los teléfonos pinchados”, explicaron.
A pesar de la creciente presión oficial, la fiscal Viviana Fein aclaró en la semana que “no hay elemento alguno por el momento que lo pueda comprometer en la intervención de un hecho doloso de mayor gravedad”. También explicó que aún no va a pedir su indagatoria por haberle prestado un arma de fuego.