La jueza federal Sandra Arroyo Salgado dio el jueves 29 de enero otra clara señal de su descontento con el curso de la investigación de la muerte de su ex esposo, Alberto Nisman. Esta vez, fue más allá y puso a la Justicia federal con un pie dentro de la investigación por la muerte de Nisman. Su decisión es la primera prueba de lo que la mayoría de los fiscales federales creen: que la causa debe estar en el fuero federal, donde el Gobierno tiene pocos amigos.
Arroyo Salgado directamente salteó a la mujer que instruye la causa por la muerte del padre de sus hijas y se presentó ante el Juzgado Federal Nº 9. Pidió declarar con el ejemplar de revista Noticias que llevaba un llamativo agujero negro en la frente de Nisman.
El hecho no es aislado. La semana pasada, la jueza había manifestado su deseo de que sumaran más fiscales a la causa. Los peritos que nombró para controlar a la fiscal Fein investigan el hecho como “muerte violenta” y no “muerte dudosa”, confiaron a PERFIL en el entorno de la jueza.
El ejemplar de Noticias podría ser una prueba necesaria para Fein, pero Arroyo Salgado la desvió de su camino. En el Juzgado Federal 9, el juez Luis Rodríguez investiga amenazas previas (desde 2012) a la jueza, a Nisman y a la ex jefatura de la Secretaría de Inteligencia. Esa fue la excusa de Arroyo Salgado para presentarse ante el juez.
Ante la consulta de PERFIL, fuentes judiciales aseguraron que el juez Rodríguez no pedirá de oficio acceso a la causa de la muerte de Nisman. Tampoco solicitará ser el juez del expediente. Sin embargo, es Arroyo Salgado quien tiene la potestad de pedirle que se haga cargo de la investigación. En ese caso, aseguraron en la Justicia, el magistrado deberá analizar el pedido. Eso podría, además, demorar la investigación.
El equipo de peritos que nombró Arroyo Salgado, liderado por el prestigioso médico legista Osvaldo Raffo, estudia el expediente a fondo y en detalle. Buscan confirmar o rebatir las conclusiones preliminares que sugieren, aunque no de forma concluyente, que no hubo participación de terceros en la muerte del fiscal. Descartado el accidente, sólo quedan dos opciones: suicidio u homicidio.
En la mayor confidencialidad, Raffo analiza junto a Julio Ravioli la autopsia realizada por el cuerpo médico y los estudios complementarios relacionados con la sangre hallada en la escena del hecho y las pericias balísticas al arma y a la bala que mató a Nisman. Los médicos cuentan con los aportes del criminalista Daniel Salcedo, ex jefe de la Bonaerense. También se sumó Gustavo Presman, director de Estudio de Informática Forense (EIF).
Otra pregunta que buscará responder el equipo es si el fiscal tenía una personalidad que tendía al suicidio y cuál era su estado de ánimo los últimos días. Para averiguarlo, el miércoles se sumó a la pesquisa el médico psiquiatra Ricardo Risso.