POLITICA
tras el veto de macri

La Iglesia juntó al sindicalismo, que sigue sin acordar medidas en común

Desde las CTA, Micheli y Yasky quieren elevar la tensión con el Gobierno por la ley anti-despidos. En las tres CGT hay más prudencia, a pesar de las diferencias con Cambiemos.

Cumbre. Los sindicalistas participaron ayer de un encuentro de la Pastoral Social en Mar del Plata.
| Cedoc

El encuentro por la Semana Social de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social en Mar del Plata permitió ayer el reencuentro entre los protagonistas de la “unidad en acción” sindical tras el veto del presidente Mauricio Macri. Llegan a la ciudad balnearia con grietas en la unidad y escasa voluntad común de acción.
Los gremialistas compartieron ayer un panel sobre “Unidad sindical”, con la participación de Pablo Micheli, Hugo Yasky, Luis Barrionuevo, Antonio Caló y Hugo Moyano. Más tarde, los cinco tenían previsto compartir una cena donde el veto será un tema ineludible.
Juntos, los representantes de las cinco centrales impulsaron la multitudinaria marcha del 29 de abril y el proyecto de ley antidespidos. Tras las primeras iniciativas, llegaron las diferencias. Por un lado, las CTA de Pablo Micheli y Hugo Yasky mantuvieron la presión pública y la presencia en el Congreso. En contraste, los titulares de las tres CGT dejaron de lado los reclamos y amenazas. Además, esta semana el cegetismo refrendó el acuerdo por un aumento en el salario mínimo, al que se opusieron tanto Yasky como Micheli.
Las diferencias se volvieron a ver el viernes, cuando Macri anunció el veto. Micheli y Yasky pusieron el grito en las nubes. El primero dijo que era una acción “legal” pero no “legítima” y pidió una acción “inmediata”. El segundo dijo que estaban “agotados todos los caminos” y evaluó que debían “ir todos al paro y a la movilización”. En la CGT hubo silencio o palabras de entendimiento. La única excepción fue Pablo Moyano, que insiste en la necesidad de una medida de fuerza.
Ese contraste anticipa dificultades para definir una estrategia común. Desde las dos CTA se indicó ayer a este medio que habrá medidas. En tanto, los líderes de la CGT prevén mantener un encuentro en la semana donde analizarían el veto y, aun más importante, los últimos detalles para el Congreso Confederal, que marcará el puntapié inicial del proceso formal de unidad.
Más allá de las acciones de los jefes de las cinco centrales, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) sumará el rechazo al veto presidencial a las consignas del paro con movilización que realizará el próximo martes. La dirección nacional de los estatales, formalmente enrolada en la CTA de Micheli, mantiene una fuerte disputa con él y desea removerlo de la dirección ceteísta.
Estas diferencias pueden dificultar una acción común que una los esfuerzos de ambos sectores ante la inacción de las CGT. En paralelo a las discusiones gremiales, organizaciones de la izquierda sindical del Frente de Izquierda se reunirán el lunes para definir acciones de protesta que podrían converger con alguna iniciativa de las CTA.

 

Preocupación papal por conflictos sociales

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El papa Francisco expresó esta semana su “preocupación por los conflictos políticos, económicos y sociales en Argentina, Bolivia, Brasil y Venezuela”. Fue durante un encuentro con los obispos del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) este jueves. Según indicó un comunicado de la Celam, el máximo jefe de la Iglesia dijo además que “los problemas sociales que se están viviendo en América en general, entre ellos las elecciones en Estados Unidos, por la falta de una atención más viva a la situación social de los más pobres y excluidos”. Durante el encuentro, el jefe vaticano también se metió en la polémica por la reforma de las normas de matrimonio civil en México, al criticar la visión de la “libertad religiosa” que tiene el gobierno de ese país.  Las palabras de Francisco son seguidas con atención  cuando se vive un tiempo de cambio en el que aún no se perfila una buena relación del pontífice y los gobiernos que llegaron al poder en oposición al populismo. En la Argentina, también hay una preocupación de la Iglesia por la cuestión social que ya generó tensión en tiempos de los kirchner.