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La Iglesia le tiró un centro, pero el Gobierno volvió a cabecear afuera

La arremetida de Aníbal Fernández contra el documento episcopal muestra que la Casa Rosada sigue resistiendo cualquier tipo de ayuda.

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El Gobierno sigue tan encerrado en sí mismo que resiste cualquier ayuda. El ministro de Justicia, Aníbal Fernández, dijo que el pedido de la Iglesia Católica de "un gesto de grandeza" le parecía "casi hasta irrespetuoso". En realidad, el documento de los obispos le "pega" tanto al Gobierno como al campo y exalta la importancia de la política como ámbito civilizado para la solución de estos conflictos.

Fernández vive de la política desde hace años por lo cual podría esperarse una sensibilidad distinta, más profesional. El documento de la Iglesia presentado el jueves le pide "encarecidamente" al gobierno de Cristina de Kirchner que "convoque con urgencia a un diálogo transparente y constructivo" y recuerda que el Estado debe estar por encima de las partes persiguiendo el bien común.

Es decir, no debe considerar al campo, ni a ningún otro sector, como un enemigo sino que tiene que dedicarse a solucionar el problema. Pero, por otro lado, le dice a los ruralistas que, por más justos que puedan ser sus reclamos, "no es una las calles ni en las rutas donde solucionaremos los problemas". Esto es valentía: a veces, los periodistas, tal vez para no enfrentarnos con "la gente", no insistimos como se debe en que cortar una ruta es antidemocrático y no debe ser nunca un método de presión (menos aún durante tanto tiempo).

Por si fuera poco, la Iglesia intenta sacar a la superficie qué es lo que esconde un conflicto tan prolongado. "Este conflicto puso de manifiesto falencias profundas de nuestra vida republicana". Pero no culpa sólo al Gobierno sino a toda la sociedad: "La aparente imposibilidad de resolverlo constituye un signo de debilidad institucional; son una prueba del escaso aprecio que, como sociedad, otorgamos a la acción política como ámbito propio de sustentación de las diferencias".

Las preguntas del documento bien podrían servir de reflexión para todos: "¿Nuestras relaciones seguirán marcadas por la confrontación? ¿Somos incapaces de fundamentar nuestros vínculos en el diálogo sincero y constructivo? ¿No hemos aprendido nada de nuestra historia?".

*Editor del diario Perfil.