Después de semanas de turbulencia financiera con un riesgo país que días atrás tocó 832 puntos, el récord en la era Macri, el Gobierno dio señales contundentes para tratar de calmar la incertidumbre y garantizar el cumplimiento de la meta de déficit cero para 2019 acordada con el FMI.
El jueves detalló los aumentos durante 2019 en las tarifas del transporte público, luz y gas. Además, anunció que avanzará con un fuerte recorte del monto de subsidios en el área energética. De US$ 6.800 millones de 2018 se achicará a US$ 5.200 millones. Así, solo el 24% de la tarifa eléctrica estará subvencionada en 2019, frente al 35% de este año, y el 90% de 2015. Ambas decisiones son leídas por economistas y operadores como un claro mensaje a los mercados de que “prioriza la caja” para cumplir las pautas fiscales, pese al costo político de sacrificar a la golpeada clase media y baja que este año sufrió una pérdida salarial de entre 11% y 14% frente a un inflación que cerrará entre 47% y 48%.
La otra decisión adoptada ayer en sintonía con este objetivo fiscal fue el reemplazo de Javier Iguacel en la Secretaría de Energía por Gustavo Lopetegui, que se desempeñaba como coordinador de los distintos ministerios en la Jefatura de Gabinete. El alejamiento de Iguacel se produce en medio de cortocircuitos con el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, por la futura reducción en los subsidios a Vaca Muerta.
Tras correr a Iguacel, Dujovne emerge como garante del ajuste
Mensaje. Federico Furiase, de EcoGo, evaluó que “el Gobierno está muy decidido afrontar el ajuste tarifario para reforzar la señal al mercado de que tratará de cumplir con la meta fiscal, bancándose el costo político por el impacto que tiene en el bolsillo del consumidor y en la estructura de costos a las empresas”. Según sus cálculos, “todos los aumentos anunciados en gas, electricidad, transporte, y agua tendrán un impacto directo a lo largo de todo el año de 4,2 puntos porcentuales en la inflación de 2019 que estimamos que estará en 34%”. Para Diego Martínez Burzaco, de MB Inversiones, la suba tarifaria “si bien tiene como contrapartida el impacto en el bolsillo de los asalariados, es positiva porque muestra que a pesar de las dificultades en términos de actividad económica y de malestar social, continúa con los ajustes para no aumentar los subsidios y no sacrificar déficit fiscal”.
Guido Lorenzo, LCG opinó que “es una señal en la dirección que le gusta al mercado, porque la suba del riesgo país no es solo por un factor político, sino también el riesgo de que se pueda llevar adelante el plan, y estos anuncios contribuyen a mostrar que el rumbo es el acordado con el FMI y a estabilizar las cuentas públicas; se tenían que hacer, el tema era el timing y prefirieron hacerlo lo más alejado de las elecciones”. Diego Falcone, head de Portfolio Manager de fondos de Cohen aludió a “la necesidad del Gobierno de cerrar lo más pronto la caja para cumplir con el déficit cero” y juzgó que “es una buena señal, y lo hicieron inteligentemente, anunciaron todo en un día, antes de fin de año; políticamente es la medida más inteligente que le vi hacer a este gobierno en 2018, no haber esperado a las paritarias”.
Cuestionamiento. En cambio, la mayoría advirtió que a Lopetegui "el mercado no lo quiere”. En ese punto coincidieron el financista Christian Buteler, Martínez Burzaco, y Lorenzo, que coincidieron en que se lo considera "uno de los responsables junto a Marcos Peña y Mario Quintana" del fatídico 28 de diciembre de 2017 en el que el Gobierno anunció el recalibramiento de metas inflacionarias, y que algunos interpretan fue el punto de quiebre en la confianza de los inversores, y el “inicio de la crisis cambiaria”. Lorenzo admitió que “es un soldado del Gobierno y puede profundizar el ajuste requerido”.