La violencia nos permite pensar mejor nuestro pasado. “Marcados a fuego” intenta ese abordaje. Pensar nuestra historia a través de la reconstrucción de los conflictos políticos más determinantes, en las tensiones internas entre el Estado y la sociedad, para una mejor comprensión de su significado.
Aunque irracional, para quienes la ejercen, la violencia tiene una lógica tan racional que la vuelve irreversible. En nuestra historia la aplicaron todos. Los héroes y los villanos, los conservadores, los notables, los republicanos, los nacionalistas, los militares, la corporación empresaria, los partidos políticos, los gremios, y, por sobre todo, el Estado. Es inherente a nuestra historia.
Es una acción que pone en evidencia un problema político o social. Pero también es portadora de ideas y transmite valores. Cuando alcanza sus propósitos, la violencia es también un punto de partida, crea un hecho fundacional de la vida histórica.
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