POLITICA
Mafias y contrabando

La mafia de los containers y las escuchas que comprometen a Minnicelli

Son varias horas de grabación de cruces telefónicos entre los involucrados en la supuesta organización dedicada al contrabando. Los roles de Paolucci, Barreiro Laborda y Minnicelli.

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Con pedido de captura nacional e internacional desde fines de octubre del año pasado, Claudio | Policìa Federal

La investigación judicial que se concretó en octubre de 2016 con las detenciones de Omar Barreiro Laborda y del ex Director de Aduana de Buenos Aires, Edgardo Paolucci, junto a otras cinco personas, y en la que permanecen prófugas otras cuatro, entre ellas Claudio Minicelli, cuñado de Julio De Vido, se basó tanto en una importante cantidad de documentación como en una serie de escuchas telefónicas a los miembros de la organización.

A través de los diálogos entre los once involucrados se desprende cómo era la operativa que incluiría desde la falsificación de formularios informáticos, documentaciones apócrifas y pago de sobornos, hasta el traslado de containers señalados por la justicia en una investigación que se estaba desarrollando. Uno de los diálogos más fuertes entre Barreiro Laborda y Federico Tiscornia (hermanastro del ex juez, Guillermo Tiscornia), otro de los detenidos, muestra cómo contaban con la connivencia de funcionarios y empleados de la Aduana.

En esos minutos de conversación, Barreiro Laborda, que se hacía llamar “The Lion King” o “Lion”, le ordena a Tiscornia que vaya a “lo de Paolucci a buscar la lista”. Y detalla: “agarras la lista y sacás tres juegos de fotocopias y una de esas fotocopias se las das a Juan Pablo (…) la lista que vas a recibir te prohíbo terminantemente que le des copia a cualquiera, porque eso es información valiosa que solamente nosotros la tenemos que tener, con los jefes de departamento y directores de aduana, porque en esa lista están todos los despachantes de riesgo y todas las empresas de riesgo”, en referencia a las diferentes sociedades que ya estaban siendo investigadas por el juez Marcelo Aguinsky, que hoy ordenó las detenciones. Barreiro Laborda también explicó a Tiscornia que una copia se la debe quedar él para “revisar cuando te dan una empresa que está en la lista y la otra me la das a mí…no hace cuatro, cuatro hace y la otra se la das a Vanesa (por Calamone)”. Por otros elementos que se desprenden de las escuchas surge que la lista entregada por Paolucci no sólo incluía a las empresas que se investigaban, sino que estaban ordenadas alfabéticamente, el mismo modo que constaba en la causa. Además de esa información, de los cruces entre otros de los ahora detenidos también se evidencian los alcances a la información que había en los sistemas de la Aduana. Y cómo se conocían los períodos que se investigaban, las medidas que se tomaban y que complicaban el trabajo de la organización delictiva.

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Las grabaciones también revelan un encuentro entre Paolucci, Barreiro Laborda y Minnicelli, y evidencian cómo la organización estaba al tanto de la investigación previa que ya venía realizando el juzgado y de las alertas que se emitían. "Estos tipos del juzgado están yendo para atrás, del 2014 en adelante, y ahí hay un montón de empresas que me pasó Diego ya, más las 'marítimas', más dónde trabaja ella, más todos los 'forwarders'". Entre las empresas que figuran están “Ambika”, “A.Sakai Services Modes S.A.C.I.F”.

Los detalles de un engranaje complejo. La operatoria que la organización debía realizar para mover los containers incluía varios pasos y así quedó plasmado en las llamadas, muchas veces hechas a través de Nextel. En una de ellas Barreiro Laborda califica los desempeños de los miembros de la organización y asegura: “Paolucci, 10 puntos”. En tanto que el rol de Minnicelli también era muy activo y en un determinado momento Tiscornia se refiere a él como “el número uno, sos el dandee”, en tanto que en otras de las conversaciones se señala al ex cuñado de Julio De Vico como una persona “de la que se puede aprender mucho”.

En uno de los diálogos entre Barreiro Laborda y Tiscornia se menciona a Calamante que se encargaba de parte de las documentaciones, algunas conocidas como “multinotas”. “Vanesa la cambió, las hizo de vuelta bien, las corrigió pero se tiene que juntar él con Vanesa y firmarlas así las oficializamos”, explicaba Tiscornia a Barreiro Laborda. Ahí mismo Tiscornia le menciona la necesidad de tener un despachante de Aduana para que firme las notas y Barreiro Laborda explica que ya lo tienen y que es “inmaculado, intachable, un legajo impecable (…)”. Tiscornia insiste en que tiene que ser más de uno: “Mauro (Delmastro) me dice 'yo no puedo sacar', o sea, va a caer en una volteada, lo van a llamar. No puede firmar cuarenta un solo despa, consigan otro”.

Otros de los puntos de las grabaciones muestra cómo en determinado momento, la banda debió volver a plasmar en la documentación los valores y pesos reales de las mercaderías, que habían venido con datos más bajos de los reales desde los puertos de origen, lo que podía hacer más llamativa la operatoria. “Nosotros hicimos 10 B/L con una descripción nueva, de camisas y trajes y todo eso que a usted le pasó José Luis pero el despachante nos está diciendo que no va esa descripción que sigue la anterior, hay que volver a hacer los B/L como estaban, como hicimos antes”. También queda en evidencia como algunas de las sociedades de la banda no podían ser oficializadas porque estaban vinculadas a allanamientos previos.

Los pagos. En las grabaciones también se habla de pagos a los distintos eslabones de la cadena aduanera que intervenían en la operatoria. Se explica cómo se pagaban 500 pesos por nota al despachante del jefe de la terminal y cómo les hacían precio porque eran muchas. “Tenes que sumar 500 pesos por 20, son diez mil pesos que serían, dividido por catorce, no sé cuánto está el dólar pero seguro que está 14, lo dividís por 14 y te va a dar una cifra en pesos, 500 pesos x veinte, cinco por dos, diez, diez mil pesos”. Otras de las instancias que intervenían en la operatoria tenían un costo de 1.400 dólares. En tanto que en una conversación Barreiro Laborda se exalta por un cambio en las exigencias de Alberto Giacumbo, otro de los miembros de Aduana involucrados, y le ordena a Tiscornia: “anda a verlo a Alberto (por Giacumbo). Haceme el favor, anda a encararlo a Alberto. Le garpamos, cumplimos, hicimos todo lo que él pidió, y ahora nos sale con $ 500.000 por un contenedor. ¿Qué nos ve la cara de boludos?”. Y enumera a todas las exigencias a las que accedieron para lograr sortear los controles y más adelante enumera a todas los eslabones de la cadena aduanera que intervienen en el caso: importadores, despachantes, etc. También hay reclamos respecto de que se cumplió con todo lo que exigieron y cómo el apoderado de una de las terminales era amigo de Paolucci.

Más tarde ese día se encuentran conversaciones en las que queda evidencia que “le bajaron línea a Alberto (jefe de control de Aduana)”. Y entra en escena la resolución 578 que, explican Paolucci la tiene que cumplir “porque está con quilombos. Porque en cualquier momento explota una bomba de que no mandan las consultas a control (…) entonces no pueden tomar más las multinotas como nos hicieron la última vez”. “Nos bajaron la persiana”, “si señor”. De ahí surge que ante determinadas consultas supieron de la intervención del juzgado 6. Y también cómo buscaron dejar sin efecto la resolución: “eso lo puede hacer tranquilamente el amigo”. Casi en simultáneo surgió la nota de Paolucci para que se canalizaran las rectificaciones a través de la Dirección de Gestión de Riesgo, y apenas unos días después pudieron mover los containers que estaban bajo sospecha.