Superada la máxima tensión ocurrida en el Congreso socialista suspendido por enfrentamientos, el presidente nacional del partido, Rubén Giustiniani, acusó al Gobierno de "romper" el encuentro. La cúpula de la fuerza que lidera el aliado de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, tenía como objetiivo intervenir la facción bonaerense cercana al kirchnerismo.
Giustiniani acusó a "empleados del Gobierno nacional que cumplieron su objetivo y rompieron el Congreso Socialista, impidiendo que delibere democráticamente" en un recinto de Costa Salguero, en la costanera porteña. Al igual que sucedió con la UCR, el socialismo busca castigar a aquellos que, como Julio Cobos en 2007, se aliaron a las líneas K.
En ese contexto, comenzaron los roces durante la acreditación de los congresales de la provincia, que pretendían lograr el ingreso de sus militantes al predio de Costa Salguero, donde se iba a desarrollar el cónclave. La organización no dejó ingresar a los seguidores de Ariel Basteiro y Oscar González. Así comenzó el enfrentamiento entre los bonaerenses y el personal de seguridad del lugar,
